Una de las fotos más tristes que he visto jamás, encontradas hace pocos meses y publicadas en el New York Times.
Una madre con todos sus hijos, sin su marido, llevando todo el peso de la tristeza, sufriendo por ellos, esperando un futuro, en Bielorrusia durante la ocupación nazi, ¿qué culpa tienen ellos de los sueños de un puñado de locos?
La realidad que pocas veces nos muestran los libros de historia.
Cuando mi hija me pregunte donde están ahora, les contaré que todos crecieron, que el padre volvió a casa, que jamás pasaron hambre, que nunca conocieron el infierno de los campos de concentración, que fueron felices y el mundo de Disney se trasladó al centro del infierno. Sé que miento, pero no quiero pensar lo contrario.
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