dissabte, 28 d’abril del 2012

Beber después de los 35

Un brillante post que leí en el Foro AupaAthletic, publicado por Forever.


Una docena de cosas que sabes y no debes olvidar a la hora de beber pasados los 35

Si alguien empieza a leer buscando un consejo como “No beber” que deje de leer. Aquí no lo va a encontrar.

Con 35 palos o más, todos llevamos bebiendo una considerable cantidad de años, acumulamos litronas, copas, chupitos, bebidas horrorosas, borracheras memorables y borracheras para el olvido.

Creemos que lo sabemos todo sobre el mundo de las copas.
Y lo sabemos. Claro que lo sabemos, años de estudio de campo nos hacen a (casi) todos bebedores a nivel experto.

¿Cuál es el problema? Que a mayor conocimiento, menos tiempo para practicar. Menos ocasiones para salir de copas. El resultado de esa falta de práctica es que se te olvidan los conocimientos, y corres el riesgo de destrozar una de esas pocas ocasiones en las que puedes darte al alcohol por un olvido imperdonable, por no haber repasado los apuntes.

¿Qué es lo que no se te puede olvidar? ¿Qué debes grabarte a fuego en la mente… perdón, en una lista en el evernote?

1. No mezclar

Cuando eras joven e inconsciente mezclabas sin conocimiento. Luego adquiriste el conocimiento supremo y dejaste de hacerlo. El problema es que ahora quedas y la ansiedad te puede. Sin darte cuenta, bebes cañas antes de cenar, bebes vino con la cena, un chupito de hierbas, brindas con champán y luego copas. Error.

2. La compañía

En tu juventud lo importante era la bebida, la compañía daba igual o no era lo prioritario. Cualquier compañía era susceptible de mejorar con las copas adecuadas. Ahora no. Ya sabes que una mala compañía puede arruinarte unas cañas, un buen vino o unas copas. Elige con quien bebes.

3. Cuidadín con las ocasiones especiales

Bodas, bautizos y comuniones. Bebida a mansalva, gente que hace mucho tiempo que no ves, sensación de “coño… cuánto tiempo hacía que no nos veíamos”, y acabas potando delante de tu madre o de tu tía. Una regresión a la adolescencia completamente innecesaria.

4. El móvil

Con un nivel de alcohol en sangre el móvil es una fuente inagotable de problemas y preocupaciones. Se te puede caer al váter cuando te estés tambaleando intentando acertar en la taza, se te puede olvidar en el taxi al pagar, puedes dejártelo en un bar y lo que es peor… puedes tuitear y mandar mails completamente inapropiados, inadecuados e improcedentes… que verás al día siguiente.

5. Valorar la sinceridad

Estas de copas, ya tendrás ocasión de hablar en serio. Con alcohol en sangre no es el momento de sentirte llamado por el camino de la sinceridad absoluta y confesarle a tu compañero de copas cosas que no necesita saber y lo que es peor… no quiere saber. Algo como… ¿sabes un secreto? Me mola tu chica. Además, al día siguiente, toda la noche será un agujero oscuro… menos esa frase que aparecerá en letras doradas flotando sobre tu cama.

6. Si es posible, organiza tu resaca

Crees que sí, crees que no vas camino del viejunismo, crees que tienes aguante, pero no es verdad. Los tiempos en que con resaca te levantabas y te ibas a jugar un partidillo y luego de aperitivo, han muerto. Organiza tu tiempo para poder ser una ameba al día siguiente de las copas.

7. Los compromisos laborales

A ver, esto no lo traes aprendido de serie. Cuando eras jovenzuelo no había comidas ni fiestas de empresa. Es fácil que tras un momento de tensión en una ocasión de copas laboral te relajes y acabes bebiendo como si estuvieras de botellón. Mala idea. En el curro eres abstemio. Totalmente abstemio y nunca has bebido ni te ha gustado.

8. Gente sobria que no se siente discriminada y por tanto recuerda

Cuando éramos (más) jóvenes el abstemio o abstemios eran un grupo que se sentía discriminado, así que no osaban a la mañana siguiente de una gran borrachera a recordarte todo lo que habías hecho. Con 40, el abstemio se ha hecho fuerte y suele ser muy cabrón, recuerda todo y lo que es peor… te lo restriega. Huye.

9. Euros, euros, euros

En medio de los vapores alcohólicos que nos hacen ver la vida de color de rosa y nos hacen retroceder a memorables ocasiones alegría y alboroto, es muy normal que se nos olvide la moneda única y paguemos alegremente… para al día siguiente decir: ¿Qué me gaste 100 euros en copas? Y llorar amargamente.

10. El bus

En un bus a las 5 de la mañana, hay muchas posibilidades de con toda la borrachera encontrarse pensando cosas de abuelo cebolleta, mirar a los jovenzuelos que van a tu lado y pensar “Yo no era así”. A casa hay que volver en taxi como los ricos o andando dando tumbos y sin zapatos, como los valientes. (Inspirado en @mediotic)

11. En pareja
En caso de salir en pareja, es mejor volver a casa en pareja. Parece que tu pareja está receptiva, que tenéis una relación adulta y comprensiva. “Yo me voy, tú quédate si quieres” significa lo mismito que cuando tu madre te decía “Haz lo que quieras”… es decir… ”te vas a cagar”.

12. ”No me apetece nada. Voy, saludo, me tomo una copa y vuelvo pronto”

Después de tantos años hay que saber que esa frase significa: “Voy, me mato a copas, vuelvo sin móvil, sin abrigo, sin las llaves y mañana quiero morirme de la resaca”.

Con todos estos datos frescos en la memoria. Coged la agenda, elegid una fecha, marcadla en rojo y salid a mataros a copas. Sin mezclar, sin móvil, con la gente adecuada y volviendo a casa a cuatro patas si hace falta…En breve os apetecerá solo pacharán con la partida de dominó y será el fin.