De nuevo un artículo de Euribor, filosófico y económico. Somos humanos, tratamos con humanos, con nuestras virtudes y nuestros defectos, todos diferentes, lluvia de prioridades, miles de motivos, únicos, irrepetibles -por suerte-. No somos máquinas, por eso el mundo es tan complejo y tan fascinante, muchas veces hasta límites nauseabundos.
El dilema de la cena sin escrúpulos
Imaginemos que varios individuos salen a comer, y antes de pedir acuerdan dividir la cuenta a partes iguales entre todos. Cada individuo elige entonces entre el plato más caro o el más barato. Se presupone que el plato caro es mejor que el barato, pero no lo suficiente para garantizar pagar la diferencia si se comiera solo. Cada individuo piensa que el gasto que añade a la cuenta al pedir el plato más caro es muy pequeño, y, de este modo, la experiencia de la cena mejorada vale la pena el dinero. Sin embargo, todos los individuos piensan del mismo modo y todos acaban pagando el precio del plato más caro, que, se asume, es peor que pagar por el más barato para todo el mundo.
Gneezy, Haruvy y Yafe (2004) probaron estos resultados en un experimento de campo. Grupos de seis cenas se enfrentaban acuerdos para pagar la cuenta distintos. Como se preveía, los sujetos consumen más cuando la cuenta se divide a partes iguales que cuando tienen que pagar de forma individual. El consumo es mayor cuando la comida es gratis. Por último, los miembros de algunos grupos tenían que pagar solamente una sexta parte de sus gastos individuales. No había diferencia entre la cantidad consumida por esos grupos y aquellos que dividían el coste total de la comida a partes iguales. Como el gasto individual de un mayor consumo era el mismo para ambos tratamientos, pero dividir los costes imponía una carga sobre otros miembros del grupo, los participantes no tenían en cuenta el bienestar de los demás al tomar sus decisiones. Esto contrasta con un elevado número de experimentos de laboratorio en los que los sujetos se enfrentan a elecciones analíticas similares, pero el contexto es más abstracto. Podría ocurrir que los experimentos de laboratorio se equivocasen al predecir el comportamiento en entornos del mundo real.
Mi respuesta, yo elijo con quien voy a cenar.
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