En septiembre de 1.972 vino al mundo en el Oriente de la RSA (Elliot, Eastern Cape) un doble campeón del Mundo: Jacobus Petrus du Randt, de recio origen bóer, y con el tiempo el más laureado Springbok de la Historia. Y aunque aún es un rapazuelo de 35 años, por su capacidad de resistencia y algo menos por sus logros deportivos, va mereciendo una entrada en esta sección de Leyendas, pues es digno sucesor de sujetos inconmensurables como Boy Louw o Jaap Bekker.
Nuestro gigantón, un verdadero armario de tres cuerpos, 1.91 mts. por 127 kilos de peso, no es el más alto ni el más pesado de los pilieres, pero sí el mejor en el lado izquierdo de la melé, donde ha destrozado a rivales como Phil Vickery (todos lo vimos hace unos días) o Carl Hayman (a quien reconoce como su más duro rival, lo que es mucho decir tras trece años de rugby internacional).
Nuestro hombre, criado en una familia de granjeros, se forjó desde el espíritu propio del trekker surafricano, que para alguién de la fuerza y tamaño del joven Jacobus, había de llevar aparejada ineluctablemente la práctica del rugby, primero en su ciudad natal y posteriormente en Bloemfontein. Su calidad y fuerza, junto con una inhabitual habilidad con el balón, para la época y el lugar (primeros años noventa y la Suráfrica aislada del apartheid), pronto le llevaron a representar a su provincia de adopción (Orange Free State, hoy simplemente Free State) en la Currie Cup.
Esas cualidades llamaron la atención del rodhesiano Ian McIntosh, a la sazón máximo responsable del primer equipo Bok, y del atento Dr. Craven, el único rugbyman del mundo que ha sido internacional en las posiciones de “8″ y “9″, sin cuya bendición dificilmente podía hacerse nada en el rugby de su país, de modo que el futuro Os llegó a los Springboks a la tierna edad de 22 años, lo que no deja de ser meritorio para un pilier de aquellos lares, atestados de fieros y compactos competidores dispuestos incluso a seccionar apéndices auditivos de cualquier contrario al alcance de sus mandíbulas. Sí, alguna vez hablaremos de la triste historia de Johan Le Roux…
Debutó en el lado de la melé que nunca abandonó en partido jugado el 8 de octubre de 1.994 en Port Elizabeth contra los Pumas (44-22 para los de Du Randt y con Loffreda en el campo) y desde entonces ha acumulado 80 caps, y ha sido uno de los baluartes de los ya en declive valores que se defendían en los siglos de amateurismo, con su ejemplo en y fuera del campo, con su brillante tránsito desde los equipos provinciales en Bloemfonteim a los superprofesionales Cats o Bulls o Cheetahs, con su portentosa recuperación para volver al mejor nivel después de un atroz lesión que le hizo estar casi cinco años fuera de los Bokke y cómo no, con sus dos títulos de campeón del mundo.
Como es sabido a los 23 años y a las órdenes de Kitch Kristie (Mc Intosh fue defenestrado por una humillante derrota ante los All Blacks) y bajo la expansiva dirección del capitán Pienaar, en junio de 1.995 se proclamó por primera vez campeón del mundo, compitiendo con ventaja contra duros reconocidos como el francés Louis Armary, el australiano Daly o, sucesivamente en la final, los neozelandeses Brown y Loe, y aunque los problemas intestinales de éstos son bien conocidos, ello no desdice la calidad del ya denominado Os Du Randt.
Los dos años siguientes no fueron brillantes ni para Os ni para los Springboks, con pobres resultados en el Tres Naciones y derrota en la serie con los Bristish Lions de 1.997, a salvo la paliza a Australia por 61-22 y la gira de Otoño por Europa con victorias sobre Francia (2), Italia, Inglaterra y Escocia y durante 1.998 no formó en ningún partido con los Springboks, por causa de la lesión que le habría de llevar dos años después al abandono temporal de la práctica del rugby. Regresa por primera vez al equipo Bok en el verano de 1.999, y aparece en cuatro partidos del “Tri Nations” de ese año, para asentarse nuevamente como titular en la Copa del Mundo de País de Gales, donde le vemos salir como suplente frente a España (Zapatero le sufrió) en la derrota 47-3 de los neófitos rojillos.
Y luego, el desastre. Como tantos, sufre una devastadora lesión de rodilla que le obliga a retirarse, el lo creyó así, definitivamente, y a ocuparse de su granja y familia. Se aparta un tiempo del deporte ya profesional y de la vorágine de compromisos y retoma contacto con su tierra y las costumbres familiares de las gentes de raigambre y se transforma en un buen aficionado que trata de inculcar los valores que recibió en sus origenes a los críos de su entorno.Y se declara feliz. Hasta que su amigo Johan “Rassie” Erasmus, que había vuelto a jugar con los Free State Cheethas (y desde 2.005 sería su entrenador) le hace una visita y le convence (¡qué fácil resulta a veces!) para que haga una prueba y vea algún entrenamiento. Y un día aparece por el campo, y dirije una sesión para “gordos” y luego corre un rato, y juega un “tocata”, y hasta hace una percusión, y al día siguiente un placaje… Así que pronto se ve llamado por Jake White para uno de esos partidos entre “Posibles” contra “Probables”, después de que durante 2.003 se convirtiera de nuevo en el mejor nº 1 del todavía torneo Super 12. Y de ahí, tras un torneo mundial (2.003) y 46 partidos de ausencia entre su 39ª y 40ª cap, a su segunda final…
Dicen que los neozelandeses adoran en especial a los flankers y que los surafricanos reverencian a los primeras líneas. Con Du Randt tienen ya un nuevo mito: el hombre que volvió del Veldt.
Un buen amigo, Charlie Wolf, tendrá en esta historia motivo para animar su recuperación. Y sólo es un par de “quintas” mayor… Valor y al toro.