dilluns, 28 de maig del 2012

Enganchado a "The Wire"

Me habían hablado mucho de esta serie, si lo mejor de lo mejor, que si era excelente, así que aprovechando una noche solitaria -los críos en la cama y mi mujer de guardia-, empecé con el primer capítulo, y no puedo parar, no puedo dejarlo.  Es una experiencia brutal.

-Cuando estabas casado hacíamos el amor en habitaciones oscuras de moteles sin nombre, ahora que has dejado a mi mujer sólo vienes a mi casa para preguntar por cosas de trabajo.

(Se besan, desnudan...)

-¿Te has corrido?

-No sé porque lo preguntas, se que en el fondo no te importa.

Os dejo este brillante artículo de Jot Down para conocer mucho mejor esta Obra Maestra, y al final un vídeo con la escena genial del ajedrez -lo cuelgo en castellano, lo suyo es escucharlo en el inglés de los barrios bajos de Baltimore.


¿La serie de televisión más grande de todos los tiempos?
Bueno, con toda seguridad una de las cuatro o cinco más grandes. Se dice tan a menudo que se ha convertido casi en un tópico incómodo, pero no por tópico deja de ser cierto: el mejor cine actual está fuera de los cines, más concretamente en las series de televisión. Algo impensable hace unas pocas décadas, donde a nadie se le pasaba por la cabeza equiparar la calidad del drama televisivo con el cinematográfico… pero hoy la opinión general es que la TV ha sobrepasado al cine comercial en cuanto a logros artísticos. Mucha gente se dio cuenta de ello con la explosión de The Sopranos, la serie cuyo éxito cambió para siempre la percepción global de la relevancia del drama en la pequeña pantalla. Estaba producida por una cadena norteamericana de cable, la HBO, que ha demostrado —y podrían tomar nota las cadenas españolas— que la mejor forma de imponer respeto en el mundo audiovisual sigue siendo el hacer las cosas con la mejor calidad posible.
Aunque durante un tiempo pareció que The Sopranos no tendría competidoras directas en las listas de mejores series en esta edad dorada del drama televisivo, la propia HBO se encargó de crearle una dura competencia sobre la marcha. The Wire es citada por bastantes críticos como quizá “la mejor serie de televisión de la historia”. Aunque pueda parecer la típica hipérbole propia de fans, lo cierto es que nadie que la haya visto podría atreverse a negar que es, como mínimo, una de las más serias candidatas. A algunos les gustará más The Sopranos, otros añadiríamos una tercera serie de HBO (Deadwood) a la trilogía de Series Sagradas, pero no recuerdo una serie dramática que haya mantenido semejante nivel a lo largo de cinco temporadas, sin prácticamente flaquear un instante, como lo hizo The Wire.
Es el momento de decirles algo a los lectores que nunca la han visto y que creen que saben lo que se están perdiendo: mucha gente no se toma muy en serio la fervorosa recomendación de The Wire, por la sencilla razón de que lo primero —y último— que escuchan es que se trata de una “serie policíaca”. Cuando oyen mencionar el término “policíaca” dejan de prestar atención; creen que se hacen una idea comparándola mentalmente con las series policíacas que ya conocen. Pero, ¡nada más lejos! The Wire no sólo tiene un nivel narrativo que ya apenas puede verse en las salas de cine, sino que es demasiado compleja como para ser considerada simplemente una serie de género: la temática policial domina la primera temporada, pero las cuatro siguientes son tan distintas entre sí que calificar The Wire como “serie de policías” sería como decir que El señor de los anillos es un tratado de bisutería.
Así pues, si no es una serie policial, ¿qué es The Wire? Buena pregunta y difícil de responder con un único adjetivo que no sea “obra maestra”. Así que responderemos por partes. Podríamos decir, para empezar, queThe Wire es un canto a la ciudad de Baltimore. ¡No, amigo lector, no huya todavía! Esta serie no es un documental turístico: quédese y siga leyendo.
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Y otro análisis de la serie publicado en Reflexiones Iracundas.