Os dejo un enlace para encontrar la gasolina más barata, están todas las estaciones de servicio con sus precios. Otra pequeña ayuda para superar esta "horrible crisis", es tan grave que el presidente del Chelsea, Roman Abramovich, no va a celebrar el fin de año en la estación invernal de Aspen, Estados Unidos, ha decidido celebrarla en Moscú, en un local que se encuentra en la Plaza Roja, y sólo se gastará 150.000 euros, pobrecito, estoy por hacerle una donación. También he leído que no sabe si venderse el yate o el Chelsea, si, la crisis es dura para los ricos, pero que no se preocupen, nuestro dinero gestionado por nuestros políticos les devolverá la riqueza que merecen.
Esta es la dirección de las gasolineras:
http://geoportal.mityc.es/hidrocarburos/eess/
Feliz año 2009
dimecres, 31 de desembre del 2008
La Gasolina más barata.
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Crisis
dilluns, 29 de desembre del 2008
El infierno, ese gran desconocido, ¿desprende o absorbe calor?
No sé si será verdad o no, pero tantas mentiras son consideradas verdades, que no importa añadir una más.
La siguiente pregunta fue hecha en un examen trimestral de química en la Universidad Complutense de Madrid. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan "profunda" que el profesor quiso compartirla con sus colegas, vía Internet; razón por la cual podemos todos disfrutar de ella.
Pregunta: ¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)?
La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle: "el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime".
Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:
"En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa total del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas. En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones: la mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al Infierno. Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial. Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno: según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas. Hay dos posibilidades:
1. Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre.
2. Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se congele.
¿Qué posibilidad es la verdadera?. Si aceptamos lo que me dijo Ana en mi primer año de carrera ("hará frío en el Infierno antes de que me acueste contigo"), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera y por tanto daremos como cierto que el Infierno es exotérmico y que ya está congelado. El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido; dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Ana no paraba de gritar: "¡Oh, Dios mío!"
Dicho estudiante fue el único que sacó sobresaliente.
La siguiente pregunta fue hecha en un examen trimestral de química en la Universidad Complutense de Madrid. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan "profunda" que el profesor quiso compartirla con sus colegas, vía Internet; razón por la cual podemos todos disfrutar de ella.
Pregunta: ¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)?
La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle: "el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime".
Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:
"En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa total del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas. En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones: la mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al Infierno. Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial. Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno: según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas. Hay dos posibilidades:
1. Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre.
2. Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se congele.
¿Qué posibilidad es la verdadera?. Si aceptamos lo que me dijo Ana en mi primer año de carrera ("hará frío en el Infierno antes de que me acueste contigo"), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera y por tanto daremos como cierto que el Infierno es exotérmico y que ya está congelado. El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido; dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Ana no paraba de gritar: "¡Oh, Dios mío!"
Dicho estudiante fue el único que sacó sobresaliente.
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Humor
dimecres, 24 de desembre del 2008
Descubrí esta poesía de Charles Bukowski en la novela "Canvi de Peu" de Jordi Homs, una novela que nos habla de rugby, de las contradicciones del espíritu deportivo versus el profesionalismo, del final de las etapas, de los principios, de los amigos... Un libro muy recomendable. "En este cuarto las horas de amor aún crean sombras". "Los tigres me han encontrado y no me importa."
Para Jane
225 días bajo la hierba
y ya me conoces mejor que yo mismo.
ellos se han llevado tu sangre,
eres un palo seco en una canasta.
¿es así como funciona?
en este cuarto
las horas de amor
aún crean sombras
cuando te fuiste
te llevaste casi
todo
me arrodillo en las noches
ante tigres
que no me dejarán ser.
lo que fuiste
no volverá a suceder.
los tigres me han encontrado
y no me importa .
Para Jane
225 días bajo la hierba
y ya me conoces mejor que yo mismo.
ellos se han llevado tu sangre,
eres un palo seco en una canasta.
¿es así como funciona?
en este cuarto
las horas de amor
aún crean sombras
cuando te fuiste
te llevaste casi
todo
me arrodillo en las noches
ante tigres
que no me dejarán ser.
lo que fuiste
no volverá a suceder.
los tigres me han encontrado
y no me importa .
dilluns, 22 de desembre del 2008
You'll Never Walk Alone
Los aficionados del Liverpool cantaron sin cesar, los suyos iban perdiendo tres a cero ante el todopoderoso Milán, pero continuaron cantando, no se rindieron, y empataron para después vencer. Una gesta cada mil partidos, una victoria por mil derrotas, pero hay que estar allí, sin rendirse.
When you walk through a storm,
Cuando camines atravesando una tormenta
Hold your head up high,
Mantén bien alta la cabeza
And don’t be afraid of the dark.
Y no te preocupes por la oscuridad
At the end of a storm,
Al final de la tormenta
There’s a golden sky,
Hay un cielo dorado
And the sweet silver song of a lark.
Y la dulce canción de plata de una alondra
Walk on through the wind, Walk on through the rain,
Camina a través del viento, camina a través de la lluvia
Though your dreams be tossed and blown.
Aunque tus sueños se vean sacudidos y golpeados
Walk on, walk on, with hope in your heart,
Sigue caminando, sigue caminando, con esperanza en el corazón
And you’ll never walk alone...
Y jamás caminarás solo...
You’ll never walk alone.
Nunca caminarás solo.
Walk on, walk on, with hope in your heart,
Sigue caminando, sigue caminando, con esperanza en el corazón.
And you’ll never walk alone...
Y jamás caminarás solo...
You’ll never walk alone.
Nunca caminarás solo.
When you walk through a storm,
Cuando camines atravesando una tormenta
Hold your head up high,
Mantén bien alta la cabeza
And don’t be afraid of the dark.
Y no te preocupes por la oscuridad
At the end of a storm,
Al final de la tormenta
There’s a golden sky,
Hay un cielo dorado
And the sweet silver song of a lark.
Y la dulce canción de plata de una alondra
Walk on through the wind, Walk on through the rain,
Camina a través del viento, camina a través de la lluvia
Though your dreams be tossed and blown.
Aunque tus sueños se vean sacudidos y golpeados
Walk on, walk on, with hope in your heart,
Sigue caminando, sigue caminando, con esperanza en el corazón
And you’ll never walk alone...
Y jamás caminarás solo...
You’ll never walk alone.
Nunca caminarás solo.
Walk on, walk on, with hope in your heart,
Sigue caminando, sigue caminando, con esperanza en el corazón.
And you’ll never walk alone...
Y jamás caminarás solo...
You’ll never walk alone.
Nunca caminarás solo.
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Canciones
divendres, 19 de desembre del 2008
Cosa Nostra
Os dejo un artículo genial que he encontrado en Somniloquios, un blog altamente recomendable. El principio es genial, "El rugby es como la mafia, pero sin asesinatos."
Dedicado a Carcundo, el Piojo, el Turco y a toda la gente del Seminario.
El rugby es como la mafia, pero sin asesinatos. Está basado en la lealtad, el honor, la conciencia grupal, los ajustes de cuentas, el tráfico de sustancias y los parentescos inventados. Es una famiglia. Sobre todo en la delantera, aunque se han documentado casos de amistades morganáticas con la gente de la línea, esa gente. Conforme el número de la espalda crece hacia el 15, aumenta la desconfianza de los delanteros, que componen la infantería con traje y corbata negros, como reservoir dogs. La vida debería ser como una melé, pero con colonia para niños. No hay caretas y todo el mundo se conoce bien. Al que se pasa de la raya, se le ajusticia en la siguiente ocasión de forma que parezca un accidente. Los demás callan, otorgan, participan o calculan dónde y cómo reparar los daños. La ley del silencio la entiende todo el mundo. Hay que descreer de los delanteros que hablan con el contrario.
Fuera de la melé, el universo se torna voluble y desleal, y cualquiera sabe que conviene desconfiar de sus normas y aún más de la corrección política: que ahora no se puede pisar y que el balón tiene que salir rápido por el bien del espectáculo. Esas cosas. Fuera de la melé, todo el mundo es un extraño o se comporta como tal. El 10 suele venir de otro país, de otro rango social, profesa religiones de moda y bebe Aquarius después de los partidos. Su única posibilidad consiste en haber nacido en Ejea, aunque su apariencia continúa siendo extraña porque se comunica en ese idioma que se habla en Ejea y que sólo le entienden sus paisanos y el 12, su lugarteniente, el tipo feroz que le hace el trabajo sucio. Nuestro 10 es de Ejea de los Caballeros, un lugar repleto de truhanes: por eso juegan tan bien al rugby. Truhanes y caballeros. Las labores del 10 en el campo se reducen a cuestiones funcionariales o de poco calado, como recitar contraseñas numéricas, hacer extrañas señales con los dedos por la espalda a los chicos de la diagonal y utilizar términos como cruz, salto, falsa o toda, convenientemente mezclados para impresionar a los que le escuchan. Cuantos más balones se le caen, más aprecio le tienen los delanteros, que se dan el gusto de volver a la melé. Además de eso, el 10 patea a palos siempre que no haya un delantero que pueda hacerlo, lo que suele ser raro porque en el paquete menudean los superdotados. El 10 acostumbra a quejarse de que los delanteros se interponen en la línea de pase entre él y el 9. Y amonesta a los que lo hacen, explicándoles la necesidad de mantener limpia esa vía de salida. Los delanteros asienten y por dentro sonríen. Todo el mundo sabe que se trata de un comportamiento deliberado: el 9 sólo debería abrir la pelota cuando los delanteros lo decidan o se hayan divertido lo suficiente con sus tuercas y tornillos, jugando al enredo con los cuerpos y la pelota. Hacerlo al revés constituye otra de las muchas perversiones que el espíritu del juego ha sufrido desde su nacimiento.
El 12, el primer centro, puede ser el único jugador que un delantero respeta en toda la línea de tres cuartos. De hecho, juega en una posición envidiable si no fuera porque no participa en las melés. Dicen que hay un segundo centro, pero no está demostrado. Así como podemos constatar la existencia de dos pilares, dos segundas (que entre los dos no suelen hacer medio), dos flanker y dos alas, la existencia del segundo centro, sospechamos, no pasa de ser una formulación teórica de los entrenadores, que han inventado la figura para desconcertar a los que juegan y sostener así su presunta ascendencia sobre el grupo. Si el segundo centro de verdad existe, constituye un ente innombrable y el sentido de su vida consiste apenas en darle conversación al ala. Nadie ha confesado jamás haber hablado con un ala en el campo de juego, por tanto el segundo centro no existe. ¿De qué se habla con un ala, en cualquier caso? Si te los encuentras en el tercer tiempo te parece estar metido en un ascensor y sólo se te ocurre comentar el tiempo: “Qué buen día hacía hoy para jugar, eh”. Cuando los ves pasar cerca en el campo, a los alas dan ganas de preguntarles por la familia: si ya se casaron o qué tal están sus padres.El 12, sin embargo, es otra cosa. El primer centro o inside pasa el tiempo en una violenta dicotomía vital que consiste en chocar contra las paredes y aplastar a los hombres. No se les puede dejar solos en una habitación y suelen dormir en cuartos mal ventilados. De ahí sus angustias. Morfológicamente, el 12 tiende a una engañosa redondez corporal y acostumbra a sufrir el síndrome de la bala de cañón: cuando se lanza en velocidad quiere arrancarle las piernas al que se cruce. Como buen depravado, le gusta sufrir y hacer sufrir. Aspira a placar y a que lo plaquen. Digamos que querría hacer las dos cosas al mismo tiempo y en cada jugada, si fuera posible. Es sexualmente hiperactivo y aficionado confeso a las parafilias. Tiene peligro dentro y fuera del campo. Fuera, hay que vigilarlo de cerca: lo mismo trata de intimar con una menor de edad que con el tercera de su propio equipo. En el campo son gente válida. Sí. En su psicopática mentalidad, el ideal de vida consiste en esta jugada: recibir la pelota, enfilar al apertura contrario, derribarlo, ponerle el sello en la frente al 12 rival, derribarlo, convocar a un par de terceras del otro equipo a la fiesta, cruzarles el codo en la boca, derribarlos y, cuando entrevé que el zaguero opuesto viene al cierre con intención de placarlo, soltar la pelota al primer amigo que pase por ahí, dejándose las manos libres para chocar felizmente contra el 15 o el muro del final del campo. Los primeros centros suponen casos extremos, muchachos que quieren placar también en el ataque y se las arreglan para hacerlo, aunque sea a costa de la lógica del juego. No faltan los que, cuando tienen la pelota, en lugar de buscar el intervalo que hay entre los hombres, buscan a los hombres que hay entre los intervalos, llegando a retroceder en busca de un contrario o ajustar la carrera para dejarse alcanzar y así poder atizarle a gusto al defensa. Naturalmente, un delantero ha de animar este tipo de comportamientos y aun ensalzarlos. También porque el primer centro observa la decente costumbre de romper cerca de los agrupamientos, lo que siempre es de agradecer. En fin, hay que reconocerlo: el centro es un hombre. No es un delantero, pero es un hombre. Todo no se puede tener.
Otro de sus méritos es que está a tres números del zaguero, un tipo despreciable al que le gusta jugar con el pie, se mancha poco la camiseta y suele ser guapo. En ocasiones marca ensayos pero casi nunca es el hombre del partido. Por las noches, el zaguero gimotea en su casa porque no comprende esa contradicción: ser la estrella y que nadie lo reconozca. A menudo, los primeras líneas incluso ignoran cómo se llama el zaguero de su propio equipo. Cuando el entrenador recita la alineación, el primera línea se queda en el cuatro o el cinco. El resto de nombres apenas los oye. Está todavía calculando las señas verbales que ordenan las touches, en su inútil intento por memorizar si en las de campo propio que saca su equipo entran cuatro, cinco o todos, si hay mol, peel off, ruptura de la primera torre, pase a ras o palmeo al nueve. Por eso, porque tiene cosas mucho más importantes de las que ocuparse, asuntos que conciernen de verdad al bienestar de la familia, ningún primera línea que se precie recordará jamás el rostro del 15 contrario. Así como los leones y felinos depredadores poseen una visión con una delgada franja de enfoque horizontal, que les permite localizar a sus presas en el horizonte pardo de la sabana, la naturaleza ha dotado a los primeras líneas con una variación óptica: la profundidad de campo de su mirada es mínima. Enfocan al morrillo del pilar opuesto, la carne que rodea los trapecios y las zonas erógenas del cuello y los parietales, donde uno intenta hacer diana. O sea, hacer daño cruzando un cabezazo. La ciencia no ha explicado todavía esta particularidad de los primeros líneas. Los demás prefieren reírse de ellos y explicar que los balones se les caen de las manos porque son lentos, torpes o tienen un dedo del tamaño de dos. No es así: es que no ven, sin más. Los primeras viven en estricto primer plano y son felices con eso. Nunca han visto a un zaguero salvo en el vestuario. En el tercer tiempo, el tipo que jugó de 15 es como el público de la grada: gente a la que le gusta ver rugby, pero no les apetece llenarse de barro ni que les den golpes. En el fondo, hay que agradecerles que vengan y aplaudirles al final en reconocimiento a su tangencial labor.
Ahora hablaremos del medio de melé, uno de los casos más terribles en cualquier equipo de rugby. El 9 opera en el paso fronterizo entre la realidad y la ficción, la melé y el resto del mundo. Cuando el entrenador divide a línea y melé, los nueves siempre se quedan un momento parados, tratando de descifrar a qué lado deben ir. Esa crisis de identidad los afecta, a veces de modo fatal. Todos sabemos que, en conciencia, el medio melé viene a ser un proyecto de delantero al que la naturaleza no lo dotó como es debido: no le llegaron los kilos, la altura ni la inteligencia para jugar en el paquete. Piensa demasiado. Lo obliga su equívoca condición. Dicho sin ánimo ofensivo, el medio de melé viene a ser un transexual, un caso de hormonas equivocadas. Se comporta como un hombre, está musculado, acostumbra a ser recio y muestra arrojo, aunque todo en un cuerpo resumido, sin la expansión fisiológica de un auténtico macho de la melé. Su jugada preferida lo denuncia: en cuanto puede, se mete en el ruck y maulla de felicidad cuando, mientras auténticos hombres lo aplastan y rodean, oye gritar a los que se han quedado donde debería estar él: “¡¡¡No hay medio, no hay medio!!!”. El pick and go consiguiente, que le da tiempo a levantarse y retomar sus obligaciones, lo devuelve a la realidad. El resto del tiempo va de aquí para allá detrás de los gordos y éstos le permiten que mande, que les diga dónde empujar y dónde no, siempre que no contradiga su propia opinión y les compre cervezas en el tercer tiempo. El medio de melé querría ser como los muchachos de la primera línea, por eso suele beber mucho y masticar con la boca abierta. Sus intentos pueden quedarse en lo patético. Los muchachos de la primera línea modelan sus cuerpos, ganan y pierden kilos con estupenda facilidad, saben bascular la barriga para diversión de los demás, satisfacen dos veces a las damas (cuando se ponen sobre ellas y cuando se quitan de encima) y, sobre todo, pueden dar de tetar a los bebés de su propio pecho. Además, cuando ya no producen leche porque la edad los ha traicionado, se van al gimnasio a endurecerse las aristas, mientras un endocrino les entrega una tablilla y les mide la grasa corporal. De pronto pierden 15 kilos y corren como si se hubieran comido una liebre. Los primeros líneas son longevos, juegan hasta los 40 y más allá. En la vida real, esa amoralidad metabólica de los primeros líneas contraviene la moda y da lugar a muchas opiniones. Es verdad que no pueden comprarse camisas en Zara, pero en el campo de juego su excelencia física supone una ventaja que se suma a otra de orden moral: los primeros líneas son los depositarios del rugby auténtico, original, primigenio y único. Eso no se puede negar...
En el principio, el rugby fue un pack de 15 delanteros en inacabables moles de los que nunca salía la pelota. Rara vez. Si salía, quedaba transgredida de inmediato la naturaleza lógica del juego. Para qué correr. ¿Para llegar antes? ¿Acaso no da más gusto llegar empujando? Recorrer 35 metros arrastrando cuerpos, triturando carne, pisando cadáveres… Eso es un ensayo. Los ensayos por velocidad, contrapié y combinación quedan bien para las chicas de la grada y los espectadores de la televisión. Qué diferente de esas alegres montoneras articuladas en la que doce sujetos se derrumban sobre la hierba en la zona de ensayo, entre bufidos, pedos y ladridos de pedregosas gargantas. Al levantarse, al menos cinco de ellos proclaman haber sido los autores de la marca: yo tenía un dedo, el mol lo inicié yo, sin mi empuje jamás habríamos llegado, árbitro apunte mi nombre, soy el uno, bien gordos bien. Y otro sonríe porque fue el autor intelectual: jugamos con el segundo saltador, mol estable y empujamos hasta los almendros, les dijo antes de sacar la touche. En el Seminario, Angelito Largo definió las intenciones de una melé con esa frase: hasta los almendros, en referencia a los arbolitos que lindan con los campos de Tarazona y el fondo de la línea de marca. Quiere decirse que hay que pretar los culos y abrochar hasta perder la conciencia. Empujando hasta que se aflojen los esfínteres.
En el fondo, la familia descansa sobre los hombros de los primeras líneas. Todos lo saben y lo reconocen en cuanto se emborrachan y se ponen cariñosos. Porque la gente, ahí afuera, sabe que puede contar con ellos. Si alguien deja una cuenta pendiente, le meten una cabeza de caballo en la cama al talonador contrario. Muéstrenme un zaguero capaz de eso.
Dedicado a Carcundo, el Piojo, el Turco y a toda la gente del Seminario.
El rugby es como la mafia, pero sin asesinatos. Está basado en la lealtad, el honor, la conciencia grupal, los ajustes de cuentas, el tráfico de sustancias y los parentescos inventados. Es una famiglia. Sobre todo en la delantera, aunque se han documentado casos de amistades morganáticas con la gente de la línea, esa gente. Conforme el número de la espalda crece hacia el 15, aumenta la desconfianza de los delanteros, que componen la infantería con traje y corbata negros, como reservoir dogs. La vida debería ser como una melé, pero con colonia para niños. No hay caretas y todo el mundo se conoce bien. Al que se pasa de la raya, se le ajusticia en la siguiente ocasión de forma que parezca un accidente. Los demás callan, otorgan, participan o calculan dónde y cómo reparar los daños. La ley del silencio la entiende todo el mundo. Hay que descreer de los delanteros que hablan con el contrario.
Fuera de la melé, el universo se torna voluble y desleal, y cualquiera sabe que conviene desconfiar de sus normas y aún más de la corrección política: que ahora no se puede pisar y que el balón tiene que salir rápido por el bien del espectáculo. Esas cosas. Fuera de la melé, todo el mundo es un extraño o se comporta como tal. El 10 suele venir de otro país, de otro rango social, profesa religiones de moda y bebe Aquarius después de los partidos. Su única posibilidad consiste en haber nacido en Ejea, aunque su apariencia continúa siendo extraña porque se comunica en ese idioma que se habla en Ejea y que sólo le entienden sus paisanos y el 12, su lugarteniente, el tipo feroz que le hace el trabajo sucio. Nuestro 10 es de Ejea de los Caballeros, un lugar repleto de truhanes: por eso juegan tan bien al rugby. Truhanes y caballeros. Las labores del 10 en el campo se reducen a cuestiones funcionariales o de poco calado, como recitar contraseñas numéricas, hacer extrañas señales con los dedos por la espalda a los chicos de la diagonal y utilizar términos como cruz, salto, falsa o toda, convenientemente mezclados para impresionar a los que le escuchan. Cuantos más balones se le caen, más aprecio le tienen los delanteros, que se dan el gusto de volver a la melé. Además de eso, el 10 patea a palos siempre que no haya un delantero que pueda hacerlo, lo que suele ser raro porque en el paquete menudean los superdotados. El 10 acostumbra a quejarse de que los delanteros se interponen en la línea de pase entre él y el 9. Y amonesta a los que lo hacen, explicándoles la necesidad de mantener limpia esa vía de salida. Los delanteros asienten y por dentro sonríen. Todo el mundo sabe que se trata de un comportamiento deliberado: el 9 sólo debería abrir la pelota cuando los delanteros lo decidan o se hayan divertido lo suficiente con sus tuercas y tornillos, jugando al enredo con los cuerpos y la pelota. Hacerlo al revés constituye otra de las muchas perversiones que el espíritu del juego ha sufrido desde su nacimiento.
El 12, el primer centro, puede ser el único jugador que un delantero respeta en toda la línea de tres cuartos. De hecho, juega en una posición envidiable si no fuera porque no participa en las melés. Dicen que hay un segundo centro, pero no está demostrado. Así como podemos constatar la existencia de dos pilares, dos segundas (que entre los dos no suelen hacer medio), dos flanker y dos alas, la existencia del segundo centro, sospechamos, no pasa de ser una formulación teórica de los entrenadores, que han inventado la figura para desconcertar a los que juegan y sostener así su presunta ascendencia sobre el grupo. Si el segundo centro de verdad existe, constituye un ente innombrable y el sentido de su vida consiste apenas en darle conversación al ala. Nadie ha confesado jamás haber hablado con un ala en el campo de juego, por tanto el segundo centro no existe. ¿De qué se habla con un ala, en cualquier caso? Si te los encuentras en el tercer tiempo te parece estar metido en un ascensor y sólo se te ocurre comentar el tiempo: “Qué buen día hacía hoy para jugar, eh”. Cuando los ves pasar cerca en el campo, a los alas dan ganas de preguntarles por la familia: si ya se casaron o qué tal están sus padres.El 12, sin embargo, es otra cosa. El primer centro o inside pasa el tiempo en una violenta dicotomía vital que consiste en chocar contra las paredes y aplastar a los hombres. No se les puede dejar solos en una habitación y suelen dormir en cuartos mal ventilados. De ahí sus angustias. Morfológicamente, el 12 tiende a una engañosa redondez corporal y acostumbra a sufrir el síndrome de la bala de cañón: cuando se lanza en velocidad quiere arrancarle las piernas al que se cruce. Como buen depravado, le gusta sufrir y hacer sufrir. Aspira a placar y a que lo plaquen. Digamos que querría hacer las dos cosas al mismo tiempo y en cada jugada, si fuera posible. Es sexualmente hiperactivo y aficionado confeso a las parafilias. Tiene peligro dentro y fuera del campo. Fuera, hay que vigilarlo de cerca: lo mismo trata de intimar con una menor de edad que con el tercera de su propio equipo. En el campo son gente válida. Sí. En su psicopática mentalidad, el ideal de vida consiste en esta jugada: recibir la pelota, enfilar al apertura contrario, derribarlo, ponerle el sello en la frente al 12 rival, derribarlo, convocar a un par de terceras del otro equipo a la fiesta, cruzarles el codo en la boca, derribarlos y, cuando entrevé que el zaguero opuesto viene al cierre con intención de placarlo, soltar la pelota al primer amigo que pase por ahí, dejándose las manos libres para chocar felizmente contra el 15 o el muro del final del campo. Los primeros centros suponen casos extremos, muchachos que quieren placar también en el ataque y se las arreglan para hacerlo, aunque sea a costa de la lógica del juego. No faltan los que, cuando tienen la pelota, en lugar de buscar el intervalo que hay entre los hombres, buscan a los hombres que hay entre los intervalos, llegando a retroceder en busca de un contrario o ajustar la carrera para dejarse alcanzar y así poder atizarle a gusto al defensa. Naturalmente, un delantero ha de animar este tipo de comportamientos y aun ensalzarlos. También porque el primer centro observa la decente costumbre de romper cerca de los agrupamientos, lo que siempre es de agradecer. En fin, hay que reconocerlo: el centro es un hombre. No es un delantero, pero es un hombre. Todo no se puede tener.
Otro de sus méritos es que está a tres números del zaguero, un tipo despreciable al que le gusta jugar con el pie, se mancha poco la camiseta y suele ser guapo. En ocasiones marca ensayos pero casi nunca es el hombre del partido. Por las noches, el zaguero gimotea en su casa porque no comprende esa contradicción: ser la estrella y que nadie lo reconozca. A menudo, los primeras líneas incluso ignoran cómo se llama el zaguero de su propio equipo. Cuando el entrenador recita la alineación, el primera línea se queda en el cuatro o el cinco. El resto de nombres apenas los oye. Está todavía calculando las señas verbales que ordenan las touches, en su inútil intento por memorizar si en las de campo propio que saca su equipo entran cuatro, cinco o todos, si hay mol, peel off, ruptura de la primera torre, pase a ras o palmeo al nueve. Por eso, porque tiene cosas mucho más importantes de las que ocuparse, asuntos que conciernen de verdad al bienestar de la familia, ningún primera línea que se precie recordará jamás el rostro del 15 contrario. Así como los leones y felinos depredadores poseen una visión con una delgada franja de enfoque horizontal, que les permite localizar a sus presas en el horizonte pardo de la sabana, la naturaleza ha dotado a los primeras líneas con una variación óptica: la profundidad de campo de su mirada es mínima. Enfocan al morrillo del pilar opuesto, la carne que rodea los trapecios y las zonas erógenas del cuello y los parietales, donde uno intenta hacer diana. O sea, hacer daño cruzando un cabezazo. La ciencia no ha explicado todavía esta particularidad de los primeros líneas. Los demás prefieren reírse de ellos y explicar que los balones se les caen de las manos porque son lentos, torpes o tienen un dedo del tamaño de dos. No es así: es que no ven, sin más. Los primeras viven en estricto primer plano y son felices con eso. Nunca han visto a un zaguero salvo en el vestuario. En el tercer tiempo, el tipo que jugó de 15 es como el público de la grada: gente a la que le gusta ver rugby, pero no les apetece llenarse de barro ni que les den golpes. En el fondo, hay que agradecerles que vengan y aplaudirles al final en reconocimiento a su tangencial labor.
Ahora hablaremos del medio de melé, uno de los casos más terribles en cualquier equipo de rugby. El 9 opera en el paso fronterizo entre la realidad y la ficción, la melé y el resto del mundo. Cuando el entrenador divide a línea y melé, los nueves siempre se quedan un momento parados, tratando de descifrar a qué lado deben ir. Esa crisis de identidad los afecta, a veces de modo fatal. Todos sabemos que, en conciencia, el medio melé viene a ser un proyecto de delantero al que la naturaleza no lo dotó como es debido: no le llegaron los kilos, la altura ni la inteligencia para jugar en el paquete. Piensa demasiado. Lo obliga su equívoca condición. Dicho sin ánimo ofensivo, el medio de melé viene a ser un transexual, un caso de hormonas equivocadas. Se comporta como un hombre, está musculado, acostumbra a ser recio y muestra arrojo, aunque todo en un cuerpo resumido, sin la expansión fisiológica de un auténtico macho de la melé. Su jugada preferida lo denuncia: en cuanto puede, se mete en el ruck y maulla de felicidad cuando, mientras auténticos hombres lo aplastan y rodean, oye gritar a los que se han quedado donde debería estar él: “¡¡¡No hay medio, no hay medio!!!”. El pick and go consiguiente, que le da tiempo a levantarse y retomar sus obligaciones, lo devuelve a la realidad. El resto del tiempo va de aquí para allá detrás de los gordos y éstos le permiten que mande, que les diga dónde empujar y dónde no, siempre que no contradiga su propia opinión y les compre cervezas en el tercer tiempo. El medio de melé querría ser como los muchachos de la primera línea, por eso suele beber mucho y masticar con la boca abierta. Sus intentos pueden quedarse en lo patético. Los muchachos de la primera línea modelan sus cuerpos, ganan y pierden kilos con estupenda facilidad, saben bascular la barriga para diversión de los demás, satisfacen dos veces a las damas (cuando se ponen sobre ellas y cuando se quitan de encima) y, sobre todo, pueden dar de tetar a los bebés de su propio pecho. Además, cuando ya no producen leche porque la edad los ha traicionado, se van al gimnasio a endurecerse las aristas, mientras un endocrino les entrega una tablilla y les mide la grasa corporal. De pronto pierden 15 kilos y corren como si se hubieran comido una liebre. Los primeros líneas son longevos, juegan hasta los 40 y más allá. En la vida real, esa amoralidad metabólica de los primeros líneas contraviene la moda y da lugar a muchas opiniones. Es verdad que no pueden comprarse camisas en Zara, pero en el campo de juego su excelencia física supone una ventaja que se suma a otra de orden moral: los primeros líneas son los depositarios del rugby auténtico, original, primigenio y único. Eso no se puede negar...
En el principio, el rugby fue un pack de 15 delanteros en inacabables moles de los que nunca salía la pelota. Rara vez. Si salía, quedaba transgredida de inmediato la naturaleza lógica del juego. Para qué correr. ¿Para llegar antes? ¿Acaso no da más gusto llegar empujando? Recorrer 35 metros arrastrando cuerpos, triturando carne, pisando cadáveres… Eso es un ensayo. Los ensayos por velocidad, contrapié y combinación quedan bien para las chicas de la grada y los espectadores de la televisión. Qué diferente de esas alegres montoneras articuladas en la que doce sujetos se derrumban sobre la hierba en la zona de ensayo, entre bufidos, pedos y ladridos de pedregosas gargantas. Al levantarse, al menos cinco de ellos proclaman haber sido los autores de la marca: yo tenía un dedo, el mol lo inicié yo, sin mi empuje jamás habríamos llegado, árbitro apunte mi nombre, soy el uno, bien gordos bien. Y otro sonríe porque fue el autor intelectual: jugamos con el segundo saltador, mol estable y empujamos hasta los almendros, les dijo antes de sacar la touche. En el Seminario, Angelito Largo definió las intenciones de una melé con esa frase: hasta los almendros, en referencia a los arbolitos que lindan con los campos de Tarazona y el fondo de la línea de marca. Quiere decirse que hay que pretar los culos y abrochar hasta perder la conciencia. Empujando hasta que se aflojen los esfínteres.
En el fondo, la familia descansa sobre los hombros de los primeras líneas. Todos lo saben y lo reconocen en cuanto se emborrachan y se ponen cariñosos. Porque la gente, ahí afuera, sabe que puede contar con ellos. Si alguien deja una cuenta pendiente, le meten una cabeza de caballo en la cama al talonador contrario. Muéstrenme un zaguero capaz de eso.
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Rugby
dijous, 18 de desembre del 2008
Crisis Financiera (5): Eliminar Temporalmente el IVA
Un nuevo artículo de Xavier Sala-i-Martí.
Una de las consecuencias trágicas de la presente crisis financiera es que se ha tirado por la borda todo lo que los economistas han (¡hemos!) estudiado y predicado durante décadas. Parece que ahora vale todo: cualquier político que desee aumentar el gasto, sólo tiene que explicar que la crisis actual se parece a la del 1929, pronunciar la frase mágica “como dijo Keynes” y ¡zas!, ya tiene carta blanca para dilapidar dinero.
¡Si! Ya sé que los libros de macroeconomía dicen que, durante las recesiones económicas, el déficit fiscal debe aumentar. Y también sé que se asocia esa expansión fiscal a los postulados Keynesianos (aunque, en realidad, todos los macroeconomistas, incluso los clásicos, promulgan la contra-ciclicalidad del déficit público). Lo que los textos no dicen, sin embargo, es que una crisis abre la puerta al dispendio ilimitado a indiscriminado por parte de la clase política. Y es que hay dos maneras de incrementar el déficit: una, aumentar el gasto público y dos, reducir impuestos para que quien amplíe el gasto sea el ciudadano.
¿Cuál de las dos opciones es preferible para luchar contra la crisis? Hay quien dice que la mejor política será la que tenga un mayor “multiplicador” y ejerza un impacto mayor sobre el PIB. Es decir, si aumentar el gasto en 10 mil millones genera un aumento del PIB de 20 y, en cambio, reducir los impuestos en 10 genera un aumento del PIB de 10, entonces dicen que el aumento del gasto es mejor que la rebaja de impuestos. Aunque este razonamiento es común, es incorrecto porque si lo que queremos es generar un aumento del PIB de 20, no hay nada que impida al gobierno reducir impuestos en 40 para conseguirlo.
Para evaluar qué política fiscal es mejor, hay que analizar dos aspectos clave. Por un lado, la eficiencia: incluso en épocas de crisis, los contribuyentes debemos asegurarnos de nuestro dinero no es derrochado. En este sentido, cuando se le da al gobierno la posibilidad de gastar, en seguida surgen ministros, diputados, presidentes de comunidad, alcaldes, y todo tipo de malgastadores patológicos que van a encontrar las maneras más pintorescas de despilfarrar nuestro dinero y que van a tomar decisiones, no con criterios de eficiencia económica sino con criterios políticos y electoralistas (para no ser acusados, por ejemplo, de hacer poco o nada). Eso hace que acaben adquiriendo cosas que no interesan a la gente sino a ellos mismos. Por el contrario, cuando se rebajan los impuestos son los propios ciudadanos los que deciden a dónde va a parar el dinero porque ellos son los que lo van a gastar. Según el primer criterio, pues, el recorte impositivo es superior al aumento del gasto público.
El segundo criterio a tener en cuenta es la inmediatez: ¿qué política tendrá un efecto más rápido sobre la economía? La inmediatez es importante porque las recesiones tienen una duración corta y una política fiscal anti-crisis que surja efecto después de la crisis es inútil. En este sentido, el aumento del gasto público en infraestructuras (como los 33.000 millones de inversión en transportes y medio ambiente propuesto por el gobierno español) requiere concursos públicos, adjudicación de obras, escrituras de contratos, negociación de comisiones (legales y de las otras), etc. Un proceso largo que fácilmente puede retrasar el gasto en años. Y puede que entonces sea demasiado tarde… a no ser que el gobierno lleve a cabo precisamente ese plan anti-crisis porque piensa que la recesión en España durará… pues eso, ¡años!
Algo parecido pasa con la reducción del IRPF: cuando los ciudadanos se den cuenta de que el gobierno les va a quitar menos dinero (y probablemente eso no pase hasta junio, cuando hagan la declaración final), la crisis ya puede haber terminado.
En cambio, una reducción del IVA no tiene el mismo problema: si mañana a las 10 mañana se eliminara el IVA, a las 10 y un minuto la gente vería que lo que antes les costaba 100 ahora les cuesta 90 por lo que los 10 restantes podrían ser utilizados para comprar otras cosas. Del mismo modo, las empresas que tiene que guardar dinero para pagar el IVA, de repente tendrían recursos para gastar. Una eliminación del IVA, pues, sería una transfusión directa e instantánea de dinero a las venas de la economía. La pregunta es: ¿cómo sabemos que los ciudadanos gastarían los euros resultantes de la rebaja impositiva en lugar de ahorrarlos? Pues la verdad es que no lo sabemos. Por esto mi propuesta de política fiscal sería la eliminación del IVA, pero no la eliminación permanente sino temporal. Es decir, se debería anunciar la desaparición del IVA durante el 2009 (o hasta que se acabe la crisis) y su reaparición en el futuro. De ese modo, los precios serán más bajos si y sólo si se gasta en los próximos meses. Eso induciría a los ciudadanos a gastar ahora, que es cuando se necesita. Resumiendo, tanto el argumento de la eficiencia como el de la inmediatez sugieren que la mejor política fiscal para luchar contra la crisis es la reducción o eliminación temporal del IVA.
El problema práctico que comporta eso es que la Unión Europea obliga a sus miembros a mantener un IVA mínimo del 15% por lo que la decisión se tiene que tomar en Bruselas. Pero bueno, quizá ha llegado el momento de que todos los mandarines europeos demuestren que no sólo son chupópteros del dinero ajeno que viven en el cementerio de elefantes políticos y tomen, por fin, una decisión útil y valiente que puede contribuir a amortiguar la crisis: eliminar temporalmente el IVA.
La Vanguardia, 17-12-2008
Una de las consecuencias trágicas de la presente crisis financiera es que se ha tirado por la borda todo lo que los economistas han (¡hemos!) estudiado y predicado durante décadas. Parece que ahora vale todo: cualquier político que desee aumentar el gasto, sólo tiene que explicar que la crisis actual se parece a la del 1929, pronunciar la frase mágica “como dijo Keynes” y ¡zas!, ya tiene carta blanca para dilapidar dinero.
¡Si! Ya sé que los libros de macroeconomía dicen que, durante las recesiones económicas, el déficit fiscal debe aumentar. Y también sé que se asocia esa expansión fiscal a los postulados Keynesianos (aunque, en realidad, todos los macroeconomistas, incluso los clásicos, promulgan la contra-ciclicalidad del déficit público). Lo que los textos no dicen, sin embargo, es que una crisis abre la puerta al dispendio ilimitado a indiscriminado por parte de la clase política. Y es que hay dos maneras de incrementar el déficit: una, aumentar el gasto público y dos, reducir impuestos para que quien amplíe el gasto sea el ciudadano.
¿Cuál de las dos opciones es preferible para luchar contra la crisis? Hay quien dice que la mejor política será la que tenga un mayor “multiplicador” y ejerza un impacto mayor sobre el PIB. Es decir, si aumentar el gasto en 10 mil millones genera un aumento del PIB de 20 y, en cambio, reducir los impuestos en 10 genera un aumento del PIB de 10, entonces dicen que el aumento del gasto es mejor que la rebaja de impuestos. Aunque este razonamiento es común, es incorrecto porque si lo que queremos es generar un aumento del PIB de 20, no hay nada que impida al gobierno reducir impuestos en 40 para conseguirlo.
Para evaluar qué política fiscal es mejor, hay que analizar dos aspectos clave. Por un lado, la eficiencia: incluso en épocas de crisis, los contribuyentes debemos asegurarnos de nuestro dinero no es derrochado. En este sentido, cuando se le da al gobierno la posibilidad de gastar, en seguida surgen ministros, diputados, presidentes de comunidad, alcaldes, y todo tipo de malgastadores patológicos que van a encontrar las maneras más pintorescas de despilfarrar nuestro dinero y que van a tomar decisiones, no con criterios de eficiencia económica sino con criterios políticos y electoralistas (para no ser acusados, por ejemplo, de hacer poco o nada). Eso hace que acaben adquiriendo cosas que no interesan a la gente sino a ellos mismos. Por el contrario, cuando se rebajan los impuestos son los propios ciudadanos los que deciden a dónde va a parar el dinero porque ellos son los que lo van a gastar. Según el primer criterio, pues, el recorte impositivo es superior al aumento del gasto público.
El segundo criterio a tener en cuenta es la inmediatez: ¿qué política tendrá un efecto más rápido sobre la economía? La inmediatez es importante porque las recesiones tienen una duración corta y una política fiscal anti-crisis que surja efecto después de la crisis es inútil. En este sentido, el aumento del gasto público en infraestructuras (como los 33.000 millones de inversión en transportes y medio ambiente propuesto por el gobierno español) requiere concursos públicos, adjudicación de obras, escrituras de contratos, negociación de comisiones (legales y de las otras), etc. Un proceso largo que fácilmente puede retrasar el gasto en años. Y puede que entonces sea demasiado tarde… a no ser que el gobierno lleve a cabo precisamente ese plan anti-crisis porque piensa que la recesión en España durará… pues eso, ¡años!
Algo parecido pasa con la reducción del IRPF: cuando los ciudadanos se den cuenta de que el gobierno les va a quitar menos dinero (y probablemente eso no pase hasta junio, cuando hagan la declaración final), la crisis ya puede haber terminado.
En cambio, una reducción del IVA no tiene el mismo problema: si mañana a las 10 mañana se eliminara el IVA, a las 10 y un minuto la gente vería que lo que antes les costaba 100 ahora les cuesta 90 por lo que los 10 restantes podrían ser utilizados para comprar otras cosas. Del mismo modo, las empresas que tiene que guardar dinero para pagar el IVA, de repente tendrían recursos para gastar. Una eliminación del IVA, pues, sería una transfusión directa e instantánea de dinero a las venas de la economía. La pregunta es: ¿cómo sabemos que los ciudadanos gastarían los euros resultantes de la rebaja impositiva en lugar de ahorrarlos? Pues la verdad es que no lo sabemos. Por esto mi propuesta de política fiscal sería la eliminación del IVA, pero no la eliminación permanente sino temporal. Es decir, se debería anunciar la desaparición del IVA durante el 2009 (o hasta que se acabe la crisis) y su reaparición en el futuro. De ese modo, los precios serán más bajos si y sólo si se gasta en los próximos meses. Eso induciría a los ciudadanos a gastar ahora, que es cuando se necesita. Resumiendo, tanto el argumento de la eficiencia como el de la inmediatez sugieren que la mejor política fiscal para luchar contra la crisis es la reducción o eliminación temporal del IVA.
El problema práctico que comporta eso es que la Unión Europea obliga a sus miembros a mantener un IVA mínimo del 15% por lo que la decisión se tiene que tomar en Bruselas. Pero bueno, quizá ha llegado el momento de que todos los mandarines europeos demuestren que no sólo son chupópteros del dinero ajeno que viven en el cementerio de elefantes políticos y tomen, por fin, una decisión útil y valiente que puede contribuir a amortiguar la crisis: eliminar temporalmente el IVA.
La Vanguardia, 17-12-2008
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Crisis
dimarts, 16 de desembre del 2008
Respuestas Reales a Exámenes
Un nuevo mail de Ricard, os dejo las respuestas reales de los alumnos y entre paréntesis el comentario del profesor, algo de mi cosecha también hay, no lo he podido resistir.
-Reproducción sexual: Para que se provoque la fermentación, tienen que estar el órgano masculino dentro del femenino (Así seguro que sale un hijo cervecero, de eso no hay duda)
-Derivados de la leche: La vaca. (Si, la vaca deriva de la leche del toro)
-Estimulantes del sistema nervioso: El café, el tabaco y las mujeres. (Joder chaval, lo has clavao, y es que las mujeres te sacan de tus casillas, lo cierto es que algunas te sacan y otras te meten)
-Explica algo del Greco: Era bizco. (Así pintaba el muy cabrón, to doblao)
-Polígono: Hombre con muchas mujeres. (Pentágono 5 mujeres, Hexágono 6...y así sucesivamente)
-Comentar algo del 2 de mayo: ¿De que año?. (Ahí, vacilando, que te los sabes todos desde 1576, la verdad es que el chaval tiene razón, la pregunta está mal formulada)
-Cogito, ergo sum: Le cogí lo suyo. (¿Y lo tenia grande?)
-La sal común: Tiene un curioso sabor salado. (Ummmm, jamás lo habría imaginado)
-Derivados de la leche: El arroz con leche. (Derivados del arroz, la leche con arroz)
-El arte griego: Hacían botijos. (Siglos de Arte resumidos en una puta frase)
-Países que forman el Benelux: Bélgica, Luxemburgo y Neardental. (Hombre, los Holandeses tienen cara de simios pero no tanto, aunque viendo a Van Gal dudo de todo)
-Pediatra: Medico de pies. (y geriatra médico de los genitales)
-Quevedo: Era cojo!, pero de un solo pie. (Bufff, menos mal que nos lo has aclarado)
-Brisa del mar: Es una brisa húmeda y seca. (A la par que mojada y ausente de humedad)
Un gusano que no sea la lombriz de tierra: La lombriz de mar. (Si es que se lo han puesto a huevo)
-El oído interno: Consta de utriculo y draculo. (Contra la ignorancia.. imaginación)
-Palabra derivada de luz: Bombilla. (Lo siento, me estoy riendo demasiado y no puedo comentar este... HABLA POR SI SOLO)
-¿Conoces algún vegetal sin flores?: Conozco. (si, lo conozco, ¿alguna pregunta más?)
-Moluscos: Son esos animales que se ven en los bares, por ejemplo el cangrejo. (Y los calamares, que crecen en bocadillos)
-Ejemplo de reptil: La serpiente "Putón" (es que con esas pieles parecen todas unas guarras)
-Calamar: Se llama así porque cala los mares. (Elemental querido Watson)
-Movimientos del corazón: El corazón siempre está en movimiento, solo está parado en los cadáveres. (Joder, cuanta razón tienes)
-El sexto mandamiento: No fornicarás a tu padre y a tu madre. (Jodida iglesia, siempre amargando a la gente)
-Un cuadro de Velázquez: Las "mellizas". (Te equivocaste, se llama "Las Mininas")
-Qué es la hipotenusa: Lo que está entre los dos paletos. (Si, entre el cenutrio y el pardillo)
-El cerebelo: Es el fruto del cerebro. (Como mejor sabe es en zumo)
-Animales suptores: Son los que chupan, como el elefante. (Que le digan al elefante como la chupa la elefanta)
-Sancho Panza: Era muy aficionado al vino, a las mujeres y a las drogas. (Era un yonki de cuidado, y el Don Quijote su camello)
-Reproducción sexual: Para que se provoque la fermentación, tienen que estar el órgano masculino dentro del femenino (Así seguro que sale un hijo cervecero, de eso no hay duda)
-Derivados de la leche: La vaca. (Si, la vaca deriva de la leche del toro)
-Estimulantes del sistema nervioso: El café, el tabaco y las mujeres. (Joder chaval, lo has clavao, y es que las mujeres te sacan de tus casillas, lo cierto es que algunas te sacan y otras te meten)
-Explica algo del Greco: Era bizco. (Así pintaba el muy cabrón, to doblao)
-Polígono: Hombre con muchas mujeres. (Pentágono 5 mujeres, Hexágono 6...y así sucesivamente)
-Comentar algo del 2 de mayo: ¿De que año?. (Ahí, vacilando, que te los sabes todos desde 1576, la verdad es que el chaval tiene razón, la pregunta está mal formulada)
-Cogito, ergo sum: Le cogí lo suyo. (¿Y lo tenia grande?)
-La sal común: Tiene un curioso sabor salado. (Ummmm, jamás lo habría imaginado)
-Derivados de la leche: El arroz con leche. (Derivados del arroz, la leche con arroz)
-El arte griego: Hacían botijos. (Siglos de Arte resumidos en una puta frase)
-Países que forman el Benelux: Bélgica, Luxemburgo y Neardental. (Hombre, los Holandeses tienen cara de simios pero no tanto, aunque viendo a Van Gal dudo de todo)
-Pediatra: Medico de pies. (y geriatra médico de los genitales)
-Quevedo: Era cojo!, pero de un solo pie. (Bufff, menos mal que nos lo has aclarado)
-Brisa del mar: Es una brisa húmeda y seca. (A la par que mojada y ausente de humedad)
Un gusano que no sea la lombriz de tierra: La lombriz de mar. (Si es que se lo han puesto a huevo)
-El oído interno: Consta de utriculo y draculo. (Contra la ignorancia.. imaginación)
-Palabra derivada de luz: Bombilla. (Lo siento, me estoy riendo demasiado y no puedo comentar este... HABLA POR SI SOLO)
-¿Conoces algún vegetal sin flores?: Conozco. (si, lo conozco, ¿alguna pregunta más?)
-Moluscos: Son esos animales que se ven en los bares, por ejemplo el cangrejo. (Y los calamares, que crecen en bocadillos)
-Ejemplo de reptil: La serpiente "Putón" (es que con esas pieles parecen todas unas guarras)
-Calamar: Se llama así porque cala los mares. (Elemental querido Watson)
-Movimientos del corazón: El corazón siempre está en movimiento, solo está parado en los cadáveres. (Joder, cuanta razón tienes)
-El sexto mandamiento: No fornicarás a tu padre y a tu madre. (Jodida iglesia, siempre amargando a la gente)
-Un cuadro de Velázquez: Las "mellizas". (Te equivocaste, se llama "Las Mininas")
-Qué es la hipotenusa: Lo que está entre los dos paletos. (Si, entre el cenutrio y el pardillo)
-El cerebelo: Es el fruto del cerebro. (Como mejor sabe es en zumo)
-Animales suptores: Son los que chupan, como el elefante. (Que le digan al elefante como la chupa la elefanta)
-Sancho Panza: Era muy aficionado al vino, a las mujeres y a las drogas. (Era un yonki de cuidado, y el Don Quijote su camello)
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Humor
dilluns, 15 de desembre del 2008
El perdedor
Este es mi post 50, y que mejor que un poema de Charles Bukowski, una declaración de intenciones, de ahora y para siempre. Me importa tres cojones ser un perdedor, sólo quiero que sepas que no dejaré de pelear. Charlie yo te seguiré hasta el infierno, nos vemos en los bares.
El perdedor
Y el siguiente recuerdo es que estoy sobre una mesa,
todos se han marchado: el más valiente
bajo los focos, amenazante, tumbándome a golpes....
y después un tipo asqueroso de pie, fumado un puro:
" Chico, tu no sabes pelear" me dijo.
Y yo me levanté y le lancé
de un golpe por encimade una silla.
fue como una escena de película y
allí quedó sobre su enorme trasero diciendo
sin cesar "Dios mío, Dios mío, pero ¿ qué es lo que
te ocurre?" y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa
me arranqué las vendas de las manos y
escribí mi primer poema,
y no he dejado de pelear
desde entonces.
El perdedor
Y el siguiente recuerdo es que estoy sobre una mesa,
todos se han marchado: el más valiente
bajo los focos, amenazante, tumbándome a golpes....
y después un tipo asqueroso de pie, fumado un puro:
" Chico, tu no sabes pelear" me dijo.
Y yo me levanté y le lancé
de un golpe por encimade una silla.
fue como una escena de película y
allí quedó sobre su enorme trasero diciendo
sin cesar "Dios mío, Dios mío, pero ¿ qué es lo que
te ocurre?" y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa
me arranqué las vendas de las manos y
escribí mi primer poema,
y no he dejado de pelear
desde entonces.
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Poesía
divendres, 12 de desembre del 2008
El albatros
Aquí os dejo la poesía "El Albatros" de Charles Baudelaire, conocido como uno de los poetas malditos, amante de la vida bohemia, de los cafés oscuros, de las mujeres que se acuestan con el dinero, de viejas botellas de vino, de antros oscuros donde descansa la luz que buscamos y no nos atrevemos a coger. Un poema genial de un autor espléndido.
A menudo, por divertirse, los hombres de la tripulación
cogen albatros, grandes pájaros de los mares,
que siguen, como indolentes compañeros de viaje,
al navío que se desliza por los abismos amargos.
Apenas les han colocado en las planchas de cubierta,
estos reyes del cielo torpes y vergonzosos,
dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
colgando como remos en sus costados.
¡Qué torpe y débil es este alado viajero!
Hace poco tan bello, ¡qué cómico y qué feo!
Uno le provoca dándole con una pipa en el pico,
otro imita, cojeando, al abatido que volaba.
El Poeta es semejante al príncipe de las nubes
que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero;
desterrado en el suelo en medio de los abucheos,
sus alas de gigante le impiden caminar.
A menudo, por divertirse, los hombres de la tripulación
cogen albatros, grandes pájaros de los mares,
que siguen, como indolentes compañeros de viaje,
al navío que se desliza por los abismos amargos.
Apenas les han colocado en las planchas de cubierta,
estos reyes del cielo torpes y vergonzosos,
dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
colgando como remos en sus costados.
¡Qué torpe y débil es este alado viajero!
Hace poco tan bello, ¡qué cómico y qué feo!
Uno le provoca dándole con una pipa en el pico,
otro imita, cojeando, al abatido que volaba.
El Poeta es semejante al príncipe de las nubes
que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero;
desterrado en el suelo en medio de los abucheos,
sus alas de gigante le impiden caminar.
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Poesía
dijous, 11 de desembre del 2008
Comida de Empresa Navideña
Un mail que circula por la red, como la mayoría que me llegan de mi amigo Ricard. Real como la vida misma, si nadie se ha encontrado en una de estas es que no ha trabajado en ninguna empresa.
Primer correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual
Fecha: 1 de diciembre
Os comunico a todos, con muchísimo gusto y suficiente tiempo para que podáis adaptar vuestros compromisos, que la fiesta de Navidad de la Empresa tendrá lugar el 23 de diciembre y empezará a las 14:00 horas en el restaurante "El Asador de Pedro". El dueño "Pedro" nos ha prometido que la copa final será por cuenta de la casa. Una pequeña banda amenizará el evento con canciones navideñas tradicionales. Se hará también un pequeño concurso de villancicos con premio al mejor coro y solista. Por tanto todo aquel que se quiera apuntar, será bienvenido. Recordarlo bien, hay dos modalidades: solistas y coros. El jefe tiene una importante comunicación que hacernos y aprovechará para ello esta grata ocasión. El intercambio de regalos entre los empleados podrá llevarse a cabo a cualquier hora. Sería de desear que el precio de dichos regalos no sobrepasase los 6 euros, a fin de que éste gesto no pese en los bolsillos de nadie. ¡Feliz Navidad a todos y a vuestras respectivas familias¡ Atentamente, Puri
Segundo correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 2ª comunicación
Fecha: 2 de diciembre
De ninguna manera mi circular de ayer quería excluir a nuestros empleados judíos, que, como todos sabemos, no celebran la Navidad Cristiana. Es más, reconocemos la importancia del Hanukah, que suele coincidir normalmente con la Navidad, aunque no éste año. Lo mejor será que a partir de ahora, hablemos de la Fiesta de las vacaciones de diciembre. Por ello no se cantarán villancicos y se dispondrá de otro tipo de música para amenizar la fiesta. Atentamente, Puri
Tercer correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 3ª comunicación
Fecha: 3 de diciembre
Con referencia a la nota del miembro de Alcohólicos Anónimos, recibida ayer a última hora en este departamento, en la que se solicita la instalación de una mesa donde no se beba, éste departamento tiene la obligación de comunicar al remitente de la misma que la Dirección de la Empresa está estudiando si debe o no considerarlo, ya que se trata de un anónimo, pues el autor ha omitido identificarse. No obstante la Dirección ha dejado en mis manos éste asunto y, por lo que a mi respecta, no tengo inconveniente, estaré encantada en poder satisfacer la mencionada petición. Ahora bien, si reservo una mesa con un cartel tipo "Reserva para A.A.", el anónimo secreto pasará a ser una pregonada revelación pública. Por tanto, creo justo determinar la estupidez de tal petición y recomendar al implicado o implicados que, simplemente, se abstengan de beber. Por otro lado, lamento comunicar a todos los empleados que queda abolido y terminantemente prohibido el intercambio de regalos, ya que los compañeros del Comité de Empresa han acordado que 6 euros es demasiado dinero y, en cambio, los ejecutivos y directivos piensan que esa cantidad es miserable (textualmente, "una mierda") para poder hacer un regalo en condiciones. Atentamente, Puri.
Cuarto correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 4ª comunicación
Fecha: 7 de diciembre
¡Da gusto trabajar en una Empresa tan variopinta¡ ¡Quien me iba a decir a mí, este año, que el Ramadán comienza el 20 de diciembre¡ No tenía ni pajolera idea; y esto, la verdad, anímicamente, me afecta muchísimo, porque hasta he llegado a pensar qué pinto yo en el Departamento de Recursos Humanos si no sé cuando empieza cada año el Ramadán, que es el mes del calendario musulmán en el que está prohibido comer o beber mientras haya luz del día. Este hecho complica mucho la fiesta, porque somos conscientes de cuánto una comida de empresa puede herir la sensibilidad de nuestros empleados musulmanes. Quizá el "Asador de Pedro" pueda esperar a servir los platos al final de la fiesta; total, en ésta época del año, los días son muy cortos y no creo yo que les cause excesivo trastorno esperar a servir la comida a la hora de la cena. En tanto estudiamos las posibles alternativas, se informa a todos los compañeros trabajadores de que, sin intención discriminatoria, los obesos se colocarán en los sitios más alejados de donde estén los dulces, las embarazadas cerca de los lavados, los homosexuales podrán estar juntos en la misma mesa o compartir mesa con compañeros heterosexuales si así lo desean, las lesbianas no estarán obligadas a sentarse con los gays, ya que dispondrán de mesas suficientes para ellas solas. Los 5 trabajadores que han comunicado al departamento que son travestidos podrán acudir a la fiesta con la ropa que estimen más oportuna siempre que no lo hagan de drag-queens, en aras a cuidar la imagen de ésta Empresa centenaria. Los que estén a dieta deberán entregar al Departamento de RRHH, al menos con 6 días de antelación, una lista de los alimentos prohibidos Atentamente, Puri.
Quinto correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 5ª comunicación
Fecha: 9 de diciembre
Os ruego tener un poquito más de espíritu festivo, por favor. Aprovecho ésta oportunidad para notificaros que la Empresa a la vista de ciertas actitudes, ha cambiado de idea, y ya no hará ninguna comunicación importante durante la fiesta. La misma será notificada por correo certificado, a los respectivos domicilios de los empleados. Atentamente, Puri
Sexto correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: La Puta Fiesta de Navidad anual.
6ª comunicación Fecha: 11 de diciembre
PUES NO ..........NO TENGO NI PUTA IDEA DE LO QUE OS VAN A COMUNICAR POR CORREO CERTIFICADO, Y ME IMPORTA TRES HUEVOS DE PATO LO QUE OS DIGAN. ADEMÁS, QUEDA CLARO QUE, AL QUE SE LE OCURRA CAMBIAR DE DIRECCIÓN EN ESTOS DÍAS, LO RAJO PERSONALMENTE. ¡EFECTIVAMENTE, HE PENSADO EN LOS VEGETARIANOS¡ ¡COMO NO IBA A PENSAR EN ELLOS¡ Y, ENTRE UN BUEN NABO O UN PEPINO ENORME, QUE VAYAN ELIGIENDO LO QUE SE VAN A METER ESE DÍA POR EL CULO. ¡YA OS HE DICHO MIL VECES QUE LA FIESTA SE HARÁ EN EL "ASADOR DE PEDRO"¡, POR TANTO, HABRÁ CARNE. MUCHA CARNE; Y AL QUE NO LE GUSTE QUE SE JODA. ESPERANDO QUE TENGÁIS LAS FIESTAS DE NAVIDAD Y FIN DE AÑO MÁS DESAGRADABLES DE VUESTRAS VIDAS, OS ODIA A MUERTE. PURI
Último correo
DE: Anselmo Donosorro (Director de RRHH)
A: Todos los empleados
OBJETO: Puri Castejón y Fiesta de Navidad anual. Comunicación Final
Fecha: 18 de diciembre
Como todos ustedes saben, el estrés ha minado la lúcida salud de Puri, hecho que anteayer motivó su ingreso urgente en el sanatorio para enfermos mentales "Virgen de la cabeza". Por tal motivo y dadas las circunstancias, imagino que entenderán que es obligación de este Departamento suspender la fiesta que ella, organizaba, año tras año, con autentica entrega, maestría y exquisito esmero. Un saludo
Primer correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual
Fecha: 1 de diciembre
Os comunico a todos, con muchísimo gusto y suficiente tiempo para que podáis adaptar vuestros compromisos, que la fiesta de Navidad de la Empresa tendrá lugar el 23 de diciembre y empezará a las 14:00 horas en el restaurante "El Asador de Pedro". El dueño "Pedro" nos ha prometido que la copa final será por cuenta de la casa. Una pequeña banda amenizará el evento con canciones navideñas tradicionales. Se hará también un pequeño concurso de villancicos con premio al mejor coro y solista. Por tanto todo aquel que se quiera apuntar, será bienvenido. Recordarlo bien, hay dos modalidades: solistas y coros. El jefe tiene una importante comunicación que hacernos y aprovechará para ello esta grata ocasión. El intercambio de regalos entre los empleados podrá llevarse a cabo a cualquier hora. Sería de desear que el precio de dichos regalos no sobrepasase los 6 euros, a fin de que éste gesto no pese en los bolsillos de nadie. ¡Feliz Navidad a todos y a vuestras respectivas familias¡ Atentamente, Puri
Segundo correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 2ª comunicación
Fecha: 2 de diciembre
De ninguna manera mi circular de ayer quería excluir a nuestros empleados judíos, que, como todos sabemos, no celebran la Navidad Cristiana. Es más, reconocemos la importancia del Hanukah, que suele coincidir normalmente con la Navidad, aunque no éste año. Lo mejor será que a partir de ahora, hablemos de la Fiesta de las vacaciones de diciembre. Por ello no se cantarán villancicos y se dispondrá de otro tipo de música para amenizar la fiesta. Atentamente, Puri
Tercer correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 3ª comunicación
Fecha: 3 de diciembre
Con referencia a la nota del miembro de Alcohólicos Anónimos, recibida ayer a última hora en este departamento, en la que se solicita la instalación de una mesa donde no se beba, éste departamento tiene la obligación de comunicar al remitente de la misma que la Dirección de la Empresa está estudiando si debe o no considerarlo, ya que se trata de un anónimo, pues el autor ha omitido identificarse. No obstante la Dirección ha dejado en mis manos éste asunto y, por lo que a mi respecta, no tengo inconveniente, estaré encantada en poder satisfacer la mencionada petición. Ahora bien, si reservo una mesa con un cartel tipo "Reserva para A.A.", el anónimo secreto pasará a ser una pregonada revelación pública. Por tanto, creo justo determinar la estupidez de tal petición y recomendar al implicado o implicados que, simplemente, se abstengan de beber. Por otro lado, lamento comunicar a todos los empleados que queda abolido y terminantemente prohibido el intercambio de regalos, ya que los compañeros del Comité de Empresa han acordado que 6 euros es demasiado dinero y, en cambio, los ejecutivos y directivos piensan que esa cantidad es miserable (textualmente, "una mierda") para poder hacer un regalo en condiciones. Atentamente, Puri.
Cuarto correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 4ª comunicación
Fecha: 7 de diciembre
¡Da gusto trabajar en una Empresa tan variopinta¡ ¡Quien me iba a decir a mí, este año, que el Ramadán comienza el 20 de diciembre¡ No tenía ni pajolera idea; y esto, la verdad, anímicamente, me afecta muchísimo, porque hasta he llegado a pensar qué pinto yo en el Departamento de Recursos Humanos si no sé cuando empieza cada año el Ramadán, que es el mes del calendario musulmán en el que está prohibido comer o beber mientras haya luz del día. Este hecho complica mucho la fiesta, porque somos conscientes de cuánto una comida de empresa puede herir la sensibilidad de nuestros empleados musulmanes. Quizá el "Asador de Pedro" pueda esperar a servir los platos al final de la fiesta; total, en ésta época del año, los días son muy cortos y no creo yo que les cause excesivo trastorno esperar a servir la comida a la hora de la cena. En tanto estudiamos las posibles alternativas, se informa a todos los compañeros trabajadores de que, sin intención discriminatoria, los obesos se colocarán en los sitios más alejados de donde estén los dulces, las embarazadas cerca de los lavados, los homosexuales podrán estar juntos en la misma mesa o compartir mesa con compañeros heterosexuales si así lo desean, las lesbianas no estarán obligadas a sentarse con los gays, ya que dispondrán de mesas suficientes para ellas solas. Los 5 trabajadores que han comunicado al departamento que son travestidos podrán acudir a la fiesta con la ropa que estimen más oportuna siempre que no lo hagan de drag-queens, en aras a cuidar la imagen de ésta Empresa centenaria. Los que estén a dieta deberán entregar al Departamento de RRHH, al menos con 6 días de antelación, una lista de los alimentos prohibidos Atentamente, Puri.
Quinto correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 5ª comunicación
Fecha: 9 de diciembre
Os ruego tener un poquito más de espíritu festivo, por favor. Aprovecho ésta oportunidad para notificaros que la Empresa a la vista de ciertas actitudes, ha cambiado de idea, y ya no hará ninguna comunicación importante durante la fiesta. La misma será notificada por correo certificado, a los respectivos domicilios de los empleados. Atentamente, Puri
Sexto correo
DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: La Puta Fiesta de Navidad anual.
6ª comunicación Fecha: 11 de diciembre
PUES NO ..........NO TENGO NI PUTA IDEA DE LO QUE OS VAN A COMUNICAR POR CORREO CERTIFICADO, Y ME IMPORTA TRES HUEVOS DE PATO LO QUE OS DIGAN. ADEMÁS, QUEDA CLARO QUE, AL QUE SE LE OCURRA CAMBIAR DE DIRECCIÓN EN ESTOS DÍAS, LO RAJO PERSONALMENTE. ¡EFECTIVAMENTE, HE PENSADO EN LOS VEGETARIANOS¡ ¡COMO NO IBA A PENSAR EN ELLOS¡ Y, ENTRE UN BUEN NABO O UN PEPINO ENORME, QUE VAYAN ELIGIENDO LO QUE SE VAN A METER ESE DÍA POR EL CULO. ¡YA OS HE DICHO MIL VECES QUE LA FIESTA SE HARÁ EN EL "ASADOR DE PEDRO"¡, POR TANTO, HABRÁ CARNE. MUCHA CARNE; Y AL QUE NO LE GUSTE QUE SE JODA. ESPERANDO QUE TENGÁIS LAS FIESTAS DE NAVIDAD Y FIN DE AÑO MÁS DESAGRADABLES DE VUESTRAS VIDAS, OS ODIA A MUERTE. PURI
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DE: Anselmo Donosorro (Director de RRHH)
A: Todos los empleados
OBJETO: Puri Castejón y Fiesta de Navidad anual. Comunicación Final
Fecha: 18 de diciembre
Como todos ustedes saben, el estrés ha minado la lúcida salud de Puri, hecho que anteayer motivó su ingreso urgente en el sanatorio para enfermos mentales "Virgen de la cabeza". Por tal motivo y dadas las circunstancias, imagino que entenderán que es obligación de este Departamento suspender la fiesta que ella, organizaba, año tras año, con autentica entrega, maestría y exquisito esmero. Un saludo
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Humor
dimarts, 9 de desembre del 2008
Los Soprano
"Los Soprano" nos han acompañado y nos seguirán acompañando durante sus 72 horas de duración. Una maravilla que ha parido la televisión, entre tanta basura van apareciendo de vez en cuando pequeñas joyas, y "Los Soprano" son una de estas. Hay un capítulo de la última temporada que obligaré a ver a todos los chicos que mi hija traiga a casa, quien adivine de que capítulo hablo se llevará un premio, que no se cual es, así que será un premio sorpresa, para el ganador y para mí. Aquí os dejo la crónica que Carlos Boyero publicó en El País cuando la serie terminó. Los rumores hablan de una película, a mi me gustaría ver envejecer cada año a Tony Soprano, y ver como muere en el jardín de su casa, jugando con su nieto.
Éste es el fin, amigo.
En el maravilloso arranque de Si una noche de invierno un viajero (titular puede convertirse en arte mayor) Italo Calvino describía el opiáceo proceso desde que sales a buscar un libro anhelado hasta que te instalas en tu sillón favorito y abres sus páginas. Yo cometí el error de descubrir los primeros capítulos de una serie de televisión que olía a gran cine en la siempre temible versión doblada, esperando una vez a la semana que me siguieran contando la cotidianidad familiar y la salvaje metodología profesional del emperador de los malos, un mafioso gordo, follador, glotón y maquiavélico que una mañana descubrió alucinado y sufriente que la depresión y el llanto también podía cebarse con él por la dadaísta e impronunciable razón de que los vagabundos patos que visitaban su piscina se habían largado hacia otro refugio y que una sensual psiquiatra podía remover sus recuerdos, sus relaciones familiares y jerárquicas, aclarar su torturada cabeza y calmar su dolor.
El nombre de esta droga con inmediato poder de adicción era Los Soprano. Dejé de verla en la tele y espere con paciencia heroica, aunque también compensatoria, a que saliera puntualmente en DVD cada ansiada temporada. Mareaba a los empleados de las tiendas preguntando por la fecha de mi cita de amor, metiéndome el incomparable colocón desde el crepúsculo hasta el amanecer de devorar capítulo tras capítulo, mecido por la voz nasal y la pinta de oso alternativamente canalla y tierno del extraordinario James Gandolfini.
Cuando pensaba que lo que estaba viendo y escuchando era una costumbrista y deliciosa comedia, cuando notaba que me estaba colgando con esos personajes tan humanos y simpáticos, el genial capitán del barco David Chase y su admirable ejército de guionistas te recordaban con violencia seca, transparente, subterránea o espeluznante el reverso tenebroso de tus iconos, la naturaleza, los mecanismos y la metodología de su abominable profesión.
La espera de la siguiente temporada se hacía muy larga, pero con pasión adolescente tenías la certidumbre de que ese amor duraría siempre, que envejeceríais juntos, que no habría abandono, ni traición, ni muerte. Mentira. Después de siete imborrables años, Los Soprano nos han pedido el divorcio, se largan, se esfuman, no sabremos más de ellos, sólo nos quedará su recuerdo. Y a ver cómo coño sobrevivimos sin ellos.
Los muy desdeñosos y vagos han reducido a ocho besos su despedida, cuando lo ritual eran que nos dieran 13. Pero están dados con fuerza, excitación y sabiduría. La vieja guardia de sus directores, encabezaba por Alan Taylor y Tim Van Patten, retorna a la casa paterna para la ceremonia del adiós. Y te preguntas cuál puede ser el final para una saga tan compleja, si el epílogo va a estar a la altura de la originalidad, la imaginación, el talento, la brillantez y la gracia que nos han regalado durante tanto tiempo. Las noticias que nos llegaban desde Estados Unidos aseguraban que la crítica se había derretido con el desenlace, pero que la mayoría de sus fieles y enganchados espectadores andaban mosqueados con la forma en la que ha terminado el romance. Ya lo he visto (no teman, no soy tan sádico como para desvelárselo) y como casi siempre estoy más de acuerdo con el racional gusto de la plebe selecta que con los juicios de la inteligencia exquisita. La imagen final me sabe a poco, me desconcierta, me deja frío. Comprendo la dificultad de la épica empresa, pero deberían de haberse retorcido bastante más el cerebro en esa carta breve para tan definitivo adiós. David Chase, como es lógico, firma el guión y la dirección de la despedida, titulada con justificado orgullo: Hecho en América. No puede ser casual que en los estertores de Los Soprano se homenajee a Scorsese y que aparezcan las voces de Van Morrison y de Bob Dylan. El tributo al impagable regalo que supone la obra de esta gente, también le sirve a los creadores de Los Soprano para sumarse con su excelsa criatura a lo mejor que nos ha dado la cultura norteamericana. Por mi parte, tengo claro que entre las 10 mejores películas de la historia del cine figura Los Soprano. Ya sé que es atípica porque dura 4.300 minutos y nunca se ha exhibido en la sala oscura, pero sólo un necio o un ignorante se atrevería a negarle su esencia de gran cine.
Si el fundido en negro que certifica la defunción de mi idolatrada serie me ha decepcionado, no puedo decir lo mismo de las imágenes y las palabras que clausuran magistralmente tantas películas amadas, remates que perdurarán eternamente en la retina, en el oído y en la memoria sentimental. Lo que cuentan esas películas y la forma de hacerlo es tan hechizante que te daba miedo que llegara el final, salir a la calle, reencontrarte con una vida que siempre te va a parecer menos real y emocionante que la ficción que se desarrolla en una pantalla. Pero esos finales a tanto progresivo y acumulado placer tienen condición de orgasmo, de estremecimiento, la sensación de que es imposible clausurar mejor la fiesta.
Connery cantando su himno antes de ser despeñado del puente, ante la conmovida y orgullosa mirada de Caine en El hombre que pudo reinar. El jocoso e irrebatible "nadie es perfecto" de Con faldas y a lo loco. La despedida entre el Gordo y Eddie Felson, la negativa suicida de éste a pagar la lacerante deuda a su socio capitalista, la seguridad de que ya no es un perdedor aunque le espere el destierro y la ruina en El buscavidas. La puerta que se va cerrando y que deja sin causa y en definitiva soledad a Wayne en Centauros del desierto. Bacall despidiéndose del pianista, del brazo de Bogart y con Brennan llevándoles las maletas en Tener o no tener. La enloquecida Gloria Swanson bajando por las escaleras mientras que Stroheim grita "acción" en El crepúsculo de los dioses. El desolado Nino Manfredi diciéndole a José Isbert que nunca volverá a matar a un reo y éste respondiéndole con escepticismo: "Eso dije yo la primera vez" en El verdugo. Viridiana, su primo y la criada jugando a las cartas en Viridiana. Paco Rabal aceptando la manzana mientras que empiezan a sonar los tambores de Calanda en Nazarín. Diane Keaton observando el tributo de los soldados al marido que le ha mentido, al nuevo rey, en El Padrino. La mirada rota de Pacino, sentado en un jardín invernal, recordando con dolor, en la segunda parte de El Padrino. Cable Hogue, el superviviente a ese desierto en el que encontró agua milagrosa, aplastado por el primer coche que ha visto en su vida en La balada de Cable Hogue. El dolorido relato que le hace a su estupefacto marido Anjelica Huston, en una noche nevada, sobre el perdido y verdadero amor de su vida en Dublineses. El paseo de Pike Bishop y su banda hacia el baño de sangre propia y ajena, reclamando a su amigo y sabiendo que van a morir en Grupo salvaje. La transformación de la llorosa cara de Mia Farrow viendo bailar en la pantalla a Fred Astaire y Gingers Rogers en La rosa púrpura de El Cairo. El desesperado Brando persiguiendo por la calle a su último y asustado tren vital en Último tango en París. Romy Schneider pronunciando el temido "te amo" al apaleado Fabio Testi en Lo importante es amar. Y el más grandioso y lírico que se ha inventado el cine. Ocurre en un aeropuerto con niebla, en una ciudad llamada Casablanca.
Éste es el fin, amigo.
En el maravilloso arranque de Si una noche de invierno un viajero (titular puede convertirse en arte mayor) Italo Calvino describía el opiáceo proceso desde que sales a buscar un libro anhelado hasta que te instalas en tu sillón favorito y abres sus páginas. Yo cometí el error de descubrir los primeros capítulos de una serie de televisión que olía a gran cine en la siempre temible versión doblada, esperando una vez a la semana que me siguieran contando la cotidianidad familiar y la salvaje metodología profesional del emperador de los malos, un mafioso gordo, follador, glotón y maquiavélico que una mañana descubrió alucinado y sufriente que la depresión y el llanto también podía cebarse con él por la dadaísta e impronunciable razón de que los vagabundos patos que visitaban su piscina se habían largado hacia otro refugio y que una sensual psiquiatra podía remover sus recuerdos, sus relaciones familiares y jerárquicas, aclarar su torturada cabeza y calmar su dolor.
El nombre de esta droga con inmediato poder de adicción era Los Soprano. Dejé de verla en la tele y espere con paciencia heroica, aunque también compensatoria, a que saliera puntualmente en DVD cada ansiada temporada. Mareaba a los empleados de las tiendas preguntando por la fecha de mi cita de amor, metiéndome el incomparable colocón desde el crepúsculo hasta el amanecer de devorar capítulo tras capítulo, mecido por la voz nasal y la pinta de oso alternativamente canalla y tierno del extraordinario James Gandolfini.
Cuando pensaba que lo que estaba viendo y escuchando era una costumbrista y deliciosa comedia, cuando notaba que me estaba colgando con esos personajes tan humanos y simpáticos, el genial capitán del barco David Chase y su admirable ejército de guionistas te recordaban con violencia seca, transparente, subterránea o espeluznante el reverso tenebroso de tus iconos, la naturaleza, los mecanismos y la metodología de su abominable profesión.
La espera de la siguiente temporada se hacía muy larga, pero con pasión adolescente tenías la certidumbre de que ese amor duraría siempre, que envejeceríais juntos, que no habría abandono, ni traición, ni muerte. Mentira. Después de siete imborrables años, Los Soprano nos han pedido el divorcio, se largan, se esfuman, no sabremos más de ellos, sólo nos quedará su recuerdo. Y a ver cómo coño sobrevivimos sin ellos.
Los muy desdeñosos y vagos han reducido a ocho besos su despedida, cuando lo ritual eran que nos dieran 13. Pero están dados con fuerza, excitación y sabiduría. La vieja guardia de sus directores, encabezaba por Alan Taylor y Tim Van Patten, retorna a la casa paterna para la ceremonia del adiós. Y te preguntas cuál puede ser el final para una saga tan compleja, si el epílogo va a estar a la altura de la originalidad, la imaginación, el talento, la brillantez y la gracia que nos han regalado durante tanto tiempo. Las noticias que nos llegaban desde Estados Unidos aseguraban que la crítica se había derretido con el desenlace, pero que la mayoría de sus fieles y enganchados espectadores andaban mosqueados con la forma en la que ha terminado el romance. Ya lo he visto (no teman, no soy tan sádico como para desvelárselo) y como casi siempre estoy más de acuerdo con el racional gusto de la plebe selecta que con los juicios de la inteligencia exquisita. La imagen final me sabe a poco, me desconcierta, me deja frío. Comprendo la dificultad de la épica empresa, pero deberían de haberse retorcido bastante más el cerebro en esa carta breve para tan definitivo adiós. David Chase, como es lógico, firma el guión y la dirección de la despedida, titulada con justificado orgullo: Hecho en América. No puede ser casual que en los estertores de Los Soprano se homenajee a Scorsese y que aparezcan las voces de Van Morrison y de Bob Dylan. El tributo al impagable regalo que supone la obra de esta gente, también le sirve a los creadores de Los Soprano para sumarse con su excelsa criatura a lo mejor que nos ha dado la cultura norteamericana. Por mi parte, tengo claro que entre las 10 mejores películas de la historia del cine figura Los Soprano. Ya sé que es atípica porque dura 4.300 minutos y nunca se ha exhibido en la sala oscura, pero sólo un necio o un ignorante se atrevería a negarle su esencia de gran cine.
Si el fundido en negro que certifica la defunción de mi idolatrada serie me ha decepcionado, no puedo decir lo mismo de las imágenes y las palabras que clausuran magistralmente tantas películas amadas, remates que perdurarán eternamente en la retina, en el oído y en la memoria sentimental. Lo que cuentan esas películas y la forma de hacerlo es tan hechizante que te daba miedo que llegara el final, salir a la calle, reencontrarte con una vida que siempre te va a parecer menos real y emocionante que la ficción que se desarrolla en una pantalla. Pero esos finales a tanto progresivo y acumulado placer tienen condición de orgasmo, de estremecimiento, la sensación de que es imposible clausurar mejor la fiesta.
Connery cantando su himno antes de ser despeñado del puente, ante la conmovida y orgullosa mirada de Caine en El hombre que pudo reinar. El jocoso e irrebatible "nadie es perfecto" de Con faldas y a lo loco. La despedida entre el Gordo y Eddie Felson, la negativa suicida de éste a pagar la lacerante deuda a su socio capitalista, la seguridad de que ya no es un perdedor aunque le espere el destierro y la ruina en El buscavidas. La puerta que se va cerrando y que deja sin causa y en definitiva soledad a Wayne en Centauros del desierto. Bacall despidiéndose del pianista, del brazo de Bogart y con Brennan llevándoles las maletas en Tener o no tener. La enloquecida Gloria Swanson bajando por las escaleras mientras que Stroheim grita "acción" en El crepúsculo de los dioses. El desolado Nino Manfredi diciéndole a José Isbert que nunca volverá a matar a un reo y éste respondiéndole con escepticismo: "Eso dije yo la primera vez" en El verdugo. Viridiana, su primo y la criada jugando a las cartas en Viridiana. Paco Rabal aceptando la manzana mientras que empiezan a sonar los tambores de Calanda en Nazarín. Diane Keaton observando el tributo de los soldados al marido que le ha mentido, al nuevo rey, en El Padrino. La mirada rota de Pacino, sentado en un jardín invernal, recordando con dolor, en la segunda parte de El Padrino. Cable Hogue, el superviviente a ese desierto en el que encontró agua milagrosa, aplastado por el primer coche que ha visto en su vida en La balada de Cable Hogue. El dolorido relato que le hace a su estupefacto marido Anjelica Huston, en una noche nevada, sobre el perdido y verdadero amor de su vida en Dublineses. El paseo de Pike Bishop y su banda hacia el baño de sangre propia y ajena, reclamando a su amigo y sabiendo que van a morir en Grupo salvaje. La transformación de la llorosa cara de Mia Farrow viendo bailar en la pantalla a Fred Astaire y Gingers Rogers en La rosa púrpura de El Cairo. El desesperado Brando persiguiendo por la calle a su último y asustado tren vital en Último tango en París. Romy Schneider pronunciando el temido "te amo" al apaleado Fabio Testi en Lo importante es amar. Y el más grandioso y lírico que se ha inventado el cine. Ocurre en un aeropuerto con niebla, en una ciudad llamada Casablanca.
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divendres, 5 de desembre del 2008
Crisis Financiera (4): Más Tranquilos
El último de una serie de 4 artículos de Xavier Sala-i-Martín.
Acabada la cumbre del G20 que debía servir para refundar el capitalismo parece que, de momento, lo único que se ha refundado es el ego de Sarkozy quien, al salir de la reunión, proclamó eufórico el comienzo del siglo XXI. Algo fumó ese señor que le produjo ese curioso estado de éxtasis porqué la reunión no resultó ser tan exitosa ni para él, ni para los otros defensores de la refundación como el presidente Zapatero.
Los líderes reunidos entendieron que la gravedad de la situación económica mundial no admitía uno de esos comunicados frívolos e inútiles que emiten normalmente y esta vez produjeron un documento con sustancia. El problema para Sarkozy y Zapatero es que, más que refundar, el documento reafirma su confianza en la economía de libre mercado, en la globalización y en la apertura de fronteras al movimiento de mercancías y capitales. También proclama que el sistema financiero debe ser regulado (como, de hecho, ya lo es) aunque cualifica que la regulación no debe impedir el dinamismo y la innovación tan necesarias para el crecimiento y la reducción de pobreza.
El escrito explica que las causas de la crisis fueron tres: los errores de las entidades financieras en sus políticas de gestión de riesgo, la complejidad y opacidad de los nuevos instrumentos financieros y la mala gestión de políticos, reguladores y supervisores, incapaces de seguir el ritmo de la innovación. En la declaración final, se rechaza el proteccionismo que tanto contribuyó a que la crisis financiera del 1929 se convirtiera en una gran depresión económica y se comprometieron a no subir aranceles en los próximos 12 meses.
A partir de ahí, el documento hace toda una serie de propuestas vagas: mayor coordinación internacional de política fiscal (aunque no concreta si será en forma de reducción de impuestos o aumento del gasto público o a qué se va a dedicar dicho gasto); el rescate del sistema financiero (pero no dice si se hará con compras de bonos tóxicos o compras de acciones de bancos); mayor transparencia, más estricta supervisión y mejor –no mayor- regulación (aunque no menciona explícitamente cómo debe cambiar la regulación). Se propone la reforma del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional para dar más cabida a los países emergentes… aunque no queda claro a costa de quién esos países emergentes van a adquirir más poder. Yo veo muy contentos a españoles, franceses y europeos varios, pero tengo la impresión que la nueva arquitectura financiera internacional va a reflejar el hecho de que el centro económico del mundo ya no está en el Atlántico (a medio camino entre Estados Unidos y Europa) sino en el Pacífico (entre Estados Unidos y Asia).
Finalmente, la participación Española: el presidente Zapatero acudió a Washington sacando pecho y ondeando la bandera de la regulación española como ejemplo. El orgulloso presidente olvidó mencionar que, si bien la regulación evitó que la banca comprara bonos tóxicos subprime, no impidió que pusiera una gran cantidad de huevos en la cesta inmobiliario. Se estima que la deuda de las promotoras con la banca española asciende a 300.000 millones de euros (recuerden que eso es más de la mitad de todo el plan de rescate norteamericano). El sector inmobiliario debe pagar unos intereses de 20.000 millones de euros anuales y eso es un gran problema para la banca española porque, en la actualidad, las inmobiliarias tienen unos ingresos cercanos a… digamos… ¿cero? Es posible que en las próximas semanas el presidente Zapatero se tenga que comer la bandera del autobombo.
El discurso de Zapatero contenía aquel análisis primitivo que tanto gusta a la parroquia socialista. Ya saben, aquello de que “la crisis la ha causado la derecha y la solucionará la izquierda” y propuso limitar los salarios de los altos ejecutivos, por aquello de la injusticia y las desigualdades sociales. Kumbayá my lord. Lógicamente, todo el mundo se pegó un hartón de reír porque no hace falta haber superado el jardín de infancia para entender que la crisis financiera no se puede analizar bajo el arcaico prisma de izquierdas y derechas. Y alguien debería explicarle al señor Presidente que cuando los expertos hablan de cambiar el sistema de remuneración no lo hacen porque los ejecutivos cobran “demasiado” sino porque crea incentivos perversos. Si un ejecutivo fuera al casino con dinero de los accionistas y, en caso de ganar, él se quedara la mitad y, en caso de perder, pagaran los accionistas, los ejecutivos se pasarían el día en el casino. Y eso pondría en peligro la solidez del sistema bancario. Pues una cosa parecida pasa con el sistema de remuneración de verdad: cuando las cosas van bien, los ejecutivos cobran grandes bonos y cuando van mal, pagan los accionistas. Noten que el problema no es que la compensación sea demasiado alta sino que está diseñada de manera que incentiva a tomar decisiones excesivamente arriesgadas (como ir al casino). ¿Qué quedó del discurso de Zapatero en el documento final? Pues la verdad es que… ¡nada! El documento habla de la remuneración de los altos ejecutivos pero no menciona el tamaño de la remuneración sino de la necesidad de alinear los incentivos. Como tenía que ser.
Resumiendo, a pesar de que la reunión del G20 fue programada y anunciada a bombo y platillo por los refundadores anticapitalistas del capitalismo la verdad es que, después de la reunión, los que creemos en el sistema de mercado como única vía para progresar pudimos respirar… un poco más tranquilos.
La Vanguardia, X-11-2008
Acabada la cumbre del G20 que debía servir para refundar el capitalismo parece que, de momento, lo único que se ha refundado es el ego de Sarkozy quien, al salir de la reunión, proclamó eufórico el comienzo del siglo XXI. Algo fumó ese señor que le produjo ese curioso estado de éxtasis porqué la reunión no resultó ser tan exitosa ni para él, ni para los otros defensores de la refundación como el presidente Zapatero.
Los líderes reunidos entendieron que la gravedad de la situación económica mundial no admitía uno de esos comunicados frívolos e inútiles que emiten normalmente y esta vez produjeron un documento con sustancia. El problema para Sarkozy y Zapatero es que, más que refundar, el documento reafirma su confianza en la economía de libre mercado, en la globalización y en la apertura de fronteras al movimiento de mercancías y capitales. También proclama que el sistema financiero debe ser regulado (como, de hecho, ya lo es) aunque cualifica que la regulación no debe impedir el dinamismo y la innovación tan necesarias para el crecimiento y la reducción de pobreza.
El escrito explica que las causas de la crisis fueron tres: los errores de las entidades financieras en sus políticas de gestión de riesgo, la complejidad y opacidad de los nuevos instrumentos financieros y la mala gestión de políticos, reguladores y supervisores, incapaces de seguir el ritmo de la innovación. En la declaración final, se rechaza el proteccionismo que tanto contribuyó a que la crisis financiera del 1929 se convirtiera en una gran depresión económica y se comprometieron a no subir aranceles en los próximos 12 meses.
A partir de ahí, el documento hace toda una serie de propuestas vagas: mayor coordinación internacional de política fiscal (aunque no concreta si será en forma de reducción de impuestos o aumento del gasto público o a qué se va a dedicar dicho gasto); el rescate del sistema financiero (pero no dice si se hará con compras de bonos tóxicos o compras de acciones de bancos); mayor transparencia, más estricta supervisión y mejor –no mayor- regulación (aunque no menciona explícitamente cómo debe cambiar la regulación). Se propone la reforma del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional para dar más cabida a los países emergentes… aunque no queda claro a costa de quién esos países emergentes van a adquirir más poder. Yo veo muy contentos a españoles, franceses y europeos varios, pero tengo la impresión que la nueva arquitectura financiera internacional va a reflejar el hecho de que el centro económico del mundo ya no está en el Atlántico (a medio camino entre Estados Unidos y Europa) sino en el Pacífico (entre Estados Unidos y Asia).
Finalmente, la participación Española: el presidente Zapatero acudió a Washington sacando pecho y ondeando la bandera de la regulación española como ejemplo. El orgulloso presidente olvidó mencionar que, si bien la regulación evitó que la banca comprara bonos tóxicos subprime, no impidió que pusiera una gran cantidad de huevos en la cesta inmobiliario. Se estima que la deuda de las promotoras con la banca española asciende a 300.000 millones de euros (recuerden que eso es más de la mitad de todo el plan de rescate norteamericano). El sector inmobiliario debe pagar unos intereses de 20.000 millones de euros anuales y eso es un gran problema para la banca española porque, en la actualidad, las inmobiliarias tienen unos ingresos cercanos a… digamos… ¿cero? Es posible que en las próximas semanas el presidente Zapatero se tenga que comer la bandera del autobombo.
El discurso de Zapatero contenía aquel análisis primitivo que tanto gusta a la parroquia socialista. Ya saben, aquello de que “la crisis la ha causado la derecha y la solucionará la izquierda” y propuso limitar los salarios de los altos ejecutivos, por aquello de la injusticia y las desigualdades sociales. Kumbayá my lord. Lógicamente, todo el mundo se pegó un hartón de reír porque no hace falta haber superado el jardín de infancia para entender que la crisis financiera no se puede analizar bajo el arcaico prisma de izquierdas y derechas. Y alguien debería explicarle al señor Presidente que cuando los expertos hablan de cambiar el sistema de remuneración no lo hacen porque los ejecutivos cobran “demasiado” sino porque crea incentivos perversos. Si un ejecutivo fuera al casino con dinero de los accionistas y, en caso de ganar, él se quedara la mitad y, en caso de perder, pagaran los accionistas, los ejecutivos se pasarían el día en el casino. Y eso pondría en peligro la solidez del sistema bancario. Pues una cosa parecida pasa con el sistema de remuneración de verdad: cuando las cosas van bien, los ejecutivos cobran grandes bonos y cuando van mal, pagan los accionistas. Noten que el problema no es que la compensación sea demasiado alta sino que está diseñada de manera que incentiva a tomar decisiones excesivamente arriesgadas (como ir al casino). ¿Qué quedó del discurso de Zapatero en el documento final? Pues la verdad es que… ¡nada! El documento habla de la remuneración de los altos ejecutivos pero no menciona el tamaño de la remuneración sino de la necesidad de alinear los incentivos. Como tenía que ser.
Resumiendo, a pesar de que la reunión del G20 fue programada y anunciada a bombo y platillo por los refundadores anticapitalistas del capitalismo la verdad es que, después de la reunión, los que creemos en el sistema de mercado como única vía para progresar pudimos respirar… un poco más tranquilos.
La Vanguardia, X-11-2008
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Crisis
dijous, 4 de desembre del 2008
Crisis Financiera (3): Neo-Intervencionismo
El tercero de Xavier Sala-i-Martí.
Parece que se ven luces al final del túnel de la crisis. Lamentablemente, se trata de los faros de un camión que viene de cara. Un camión conducido por Sarkozy y un grupo de políticos neo-intervencionistas, con Rodríguez Zapatero de polizonte, que dicen querer “refundar” el capitalismo.
Dejando de lado el hecho de que el capitalismo ni lo fundan ni lo refundan los políticos sino los millones de ciudadanos que tomamos decisiones libres diariamente (ésa es la gran diferencia con aquellos sistemas económicos fracasados que fueron creados desde el estado), los neo-intervencionistas operan bajo dos premisas falsas: La primera es que la crisis financiera ha sido causada por la falta de regulación. En el artículo Crisis (1): Qué ha pasado (LV 13 de Octubre), expliqué que las causas deben ser buscadas en la política monetaria de bajos tipos de interés de Greenspan en el 2001, en la intromisión del congreso norteamericano que indujo a entidades semi-públicas como Freddie Mac y Fannie Mae a asegurar créditos a familias subprime y a una regulación financiera , basada en la convención de Basilea, que permitía a los bancos crear entidades paralelas, los “conduits”, con balances separados (cosa que permitió a los bancos multiplicar los créditos concedidos de manera ilimitada) y que obligaba a los bancos a sacarse los créditos de encima cuando el valor de sus garantías bajaba, cosa que provocó la espiral negativa de ventas y caídas en bolsa. La crisis, pues, no fue causada por falta de regulación. La regulación existía y existe pero, no sólo no ha evitado la crisis sino que ha contribuido a generarla y agravarla.
La pregunta clave es: ¿por qué ha fallado la regulación existente? La respuesta es que los políticos que escriben las reglas son incapaces de prever por dónde vienen las crisis. Es muy fácil criticar al entrenador el lunes por la mañana. Y es muy fácil ahora reescribir las normas de Basilea, obligar a que las contabilidades de los bancos y los “conduits” se hagan de manera conjunta, forzar a que la valoración de capital no se haga a valor de mercado para no obligar a vender cuando la cotización baja. El problema es que todo eso será demasiado tarde para solucionar la crisis del presente… y no resolverá las del futuro. Porque las próximas crisis ni van estar causadas por familias subprime, ni van a tener que ver con “conduits” o “credit default swaps”. ¿Por dónde van a venir? Pues no lo sé. Nadie lo sabe. ¡Ése es el problema!
La segunda premisa es que los neo-intervencionistas piensan que se puede evaluar la bondad de un sistema económico analizando sólo las crisis e ignorando sus aspectos positivos. El sistema económico que se quiere reformar ha dado lugar el crecimiento económico mundial más espectacular de la historia. Desde Estados Unidos hasta China, pasando por India, América Latina e incluso África, ese progreso económico sin precedentes ha permitido reducir las tasas de pobreza como nunca antes había sucedido en toda la historia de la humanidad.
Si no se tiene en cuenta la parte positiva, corremos el riesgo de que los neo-intervencionistas “refunden” el capitalismo para evitar crisis pasadas, que no lo consigan y que, en el proceso, se carguen algunos los motores del progreso. Y es que la razón principal que explica el fuerte crecimiento de los últimos años es la innovación llevada a cabo por miles de pequeños emprendedores cuyas ideas debían parecer locuras antes de hacerse realidad: desde Microsoft hasta Intel, pasando por Google, Starbucks, docenas de empresas de telefonía móvil o Youtube, las ideas de todos esos emprendedores debían parecer tan “excéntricas” que ningún banco tradicional las hubiera querido financiar. Gracias a Dios, además de bancos tradicionales el sistema había creado instrumentos que permitían financiar empresas de alto riesgo, y eso posibilitó el progreso tecnológico.
Un micro-cosmos que refleja las ventajas e inconvenientes de la regulación lo tenemos en España, cuyo sistema financiero ha sido alabado por su rigidez reguladora. Sí. Es cierto que el Banco de España impidió a los bancos comprar activos tóxicos, cosa que evitó el contagio procedente de Estados Unidos. Pero también es cierto que no previó que la crisis en España llegaría por otro lado y permitió que los bancos se expusieran exageradamente al sector inmobiliario… y ahora eso lo van a pagar. Es más, la extrema prudencia impuesta al sistema financiero contribuyó a que la tasa de innovación en España fuera preocupantemente baja al no poder asumir los riesgos necesarios para financiar nuevas y arriesgadas tecnologías. Dicho de otro modo: si Sergey Brinn y Larry Page hubieran sido españoles, Google nunca hubiera sido una realidad porque ningún banco español hubiera financiado una idea tan aventurada. España ha podido disfrutar de progreso tecnológico única y exclusivamente porque ese progreso tuvo lugar en el extranjero. Si no fuera por ello, España estaría anclada en 1970. Y, si como algunos proponen ahora, todo el mundo tuviera el sistema financiero español, quizá hubiéramos evitado la crisis de las subprime, pero el mundo entero estaría anclado en 1970. Y eso hubiera sido muy malo.
La crisis financiera será pasajera, pero sus secuelas pueden ser catastróficas y permanentes si dejamos que la batalla intelectual sea ganada por los políticos que conducen ese camión que nos viene de cara y que aprovecharán la ocasión para imponernos sus fobias antiliberales sin tener en cuenta los peligros del neo-intervencionismo.
La Vanguardia, 17-11-2008
Parece que se ven luces al final del túnel de la crisis. Lamentablemente, se trata de los faros de un camión que viene de cara. Un camión conducido por Sarkozy y un grupo de políticos neo-intervencionistas, con Rodríguez Zapatero de polizonte, que dicen querer “refundar” el capitalismo.
Dejando de lado el hecho de que el capitalismo ni lo fundan ni lo refundan los políticos sino los millones de ciudadanos que tomamos decisiones libres diariamente (ésa es la gran diferencia con aquellos sistemas económicos fracasados que fueron creados desde el estado), los neo-intervencionistas operan bajo dos premisas falsas: La primera es que la crisis financiera ha sido causada por la falta de regulación. En el artículo Crisis (1): Qué ha pasado (LV 13 de Octubre), expliqué que las causas deben ser buscadas en la política monetaria de bajos tipos de interés de Greenspan en el 2001, en la intromisión del congreso norteamericano que indujo a entidades semi-públicas como Freddie Mac y Fannie Mae a asegurar créditos a familias subprime y a una regulación financiera , basada en la convención de Basilea, que permitía a los bancos crear entidades paralelas, los “conduits”, con balances separados (cosa que permitió a los bancos multiplicar los créditos concedidos de manera ilimitada) y que obligaba a los bancos a sacarse los créditos de encima cuando el valor de sus garantías bajaba, cosa que provocó la espiral negativa de ventas y caídas en bolsa. La crisis, pues, no fue causada por falta de regulación. La regulación existía y existe pero, no sólo no ha evitado la crisis sino que ha contribuido a generarla y agravarla.
La pregunta clave es: ¿por qué ha fallado la regulación existente? La respuesta es que los políticos que escriben las reglas son incapaces de prever por dónde vienen las crisis. Es muy fácil criticar al entrenador el lunes por la mañana. Y es muy fácil ahora reescribir las normas de Basilea, obligar a que las contabilidades de los bancos y los “conduits” se hagan de manera conjunta, forzar a que la valoración de capital no se haga a valor de mercado para no obligar a vender cuando la cotización baja. El problema es que todo eso será demasiado tarde para solucionar la crisis del presente… y no resolverá las del futuro. Porque las próximas crisis ni van estar causadas por familias subprime, ni van a tener que ver con “conduits” o “credit default swaps”. ¿Por dónde van a venir? Pues no lo sé. Nadie lo sabe. ¡Ése es el problema!
La segunda premisa es que los neo-intervencionistas piensan que se puede evaluar la bondad de un sistema económico analizando sólo las crisis e ignorando sus aspectos positivos. El sistema económico que se quiere reformar ha dado lugar el crecimiento económico mundial más espectacular de la historia. Desde Estados Unidos hasta China, pasando por India, América Latina e incluso África, ese progreso económico sin precedentes ha permitido reducir las tasas de pobreza como nunca antes había sucedido en toda la historia de la humanidad.
Si no se tiene en cuenta la parte positiva, corremos el riesgo de que los neo-intervencionistas “refunden” el capitalismo para evitar crisis pasadas, que no lo consigan y que, en el proceso, se carguen algunos los motores del progreso. Y es que la razón principal que explica el fuerte crecimiento de los últimos años es la innovación llevada a cabo por miles de pequeños emprendedores cuyas ideas debían parecer locuras antes de hacerse realidad: desde Microsoft hasta Intel, pasando por Google, Starbucks, docenas de empresas de telefonía móvil o Youtube, las ideas de todos esos emprendedores debían parecer tan “excéntricas” que ningún banco tradicional las hubiera querido financiar. Gracias a Dios, además de bancos tradicionales el sistema había creado instrumentos que permitían financiar empresas de alto riesgo, y eso posibilitó el progreso tecnológico.
Un micro-cosmos que refleja las ventajas e inconvenientes de la regulación lo tenemos en España, cuyo sistema financiero ha sido alabado por su rigidez reguladora. Sí. Es cierto que el Banco de España impidió a los bancos comprar activos tóxicos, cosa que evitó el contagio procedente de Estados Unidos. Pero también es cierto que no previó que la crisis en España llegaría por otro lado y permitió que los bancos se expusieran exageradamente al sector inmobiliario… y ahora eso lo van a pagar. Es más, la extrema prudencia impuesta al sistema financiero contribuyó a que la tasa de innovación en España fuera preocupantemente baja al no poder asumir los riesgos necesarios para financiar nuevas y arriesgadas tecnologías. Dicho de otro modo: si Sergey Brinn y Larry Page hubieran sido españoles, Google nunca hubiera sido una realidad porque ningún banco español hubiera financiado una idea tan aventurada. España ha podido disfrutar de progreso tecnológico única y exclusivamente porque ese progreso tuvo lugar en el extranjero. Si no fuera por ello, España estaría anclada en 1970. Y, si como algunos proponen ahora, todo el mundo tuviera el sistema financiero español, quizá hubiéramos evitado la crisis de las subprime, pero el mundo entero estaría anclado en 1970. Y eso hubiera sido muy malo.
La crisis financiera será pasajera, pero sus secuelas pueden ser catastróficas y permanentes si dejamos que la batalla intelectual sea ganada por los políticos que conducen ese camión que nos viene de cara y que aprovecharán la ocasión para imponernos sus fobias antiliberales sin tener en cuenta los peligros del neo-intervencionismo.
La Vanguardia, 17-11-2008
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Crisis
dimarts, 2 de desembre del 2008
Crisis Financiera (2): 1929
Un nuevo artículo de Xavier Sala i Martín.
La crisis financiera global ha sembrado el pánico sobre el estado de la economía global. Muchos analistas comparan la situación con la gran depresión de 1929. Se nos recuerdan episodios de inversores lanzándose por las ventanas en Wall Street y colas de norteamericanos hambrientos mendigando por las calles de New York. Incluso mi colega de Columbia, Joe Stiglitz, ha dicho que la caída de Wall Street es al capitalismo lo que la caída del muro de Berlín fue al comunismo. Las palabras de Stiglitz son una gran contribución intelectual al debate, porque demuestran de una vez por todas que la obtención del premio Nobel no vacuna al galardonado contra la capacidad de decir tonterías.
A ver, seamos serios: ni esta crisis financiera representa el final del capitalismo ni estamos ante una nueva gran depresión. La situación actual se parece a la del 29 en dos aspectos esenciales. El primero es que las bolsas han caído. Si. ¿Y qué? Mucha gente ha perdido dinero y eso es triste. Pero e ahí a que se avecine una gran depresión media un abismo. Estadísticamente, los movimientos a corto plazo de las bolsas no reflejan el estado real de la economía, especialmente durante episodios como los actuales, en que los inversores de bolsa han entrado en un estado de histeria que les impide ver las cosas con claridad.
Dicho esto, existen seis grandes diferencias entre la crisis del 1929 y la actual. Primera, en 1929 los depósitos bancarios no estaban asegurados. Cuando empezó la crisis, todas las familias corrieron a buscar sus ahorros a sus bancos. Éstos, lógicamente, no tenían el dinero porque lo habían prestado (ese es, precisamente, su negocio), por lo que devolvieron lo que pudieron y cuando se quedaron sin recursos cerraron las puertas. Millones de americanos perdieron sus ahorros. Nada de eso va a ocurrir en 2008 porque los depósitos están asegurados, precisamente, gracias a la lección de 1929.
Segunda, en 1929 el sistema monetario se basaba en el patrón oro, que impedía que la Reserva Federal (FED) aumentara la liquidez del sistema si no aumentaban previamente sus reservas de ese metal. Como el oro en manos de la FED no aumentó, ésta no pudo imprimir el dinero que desaparecía por culpa de las quiebras bancarias. En 2008, los bancos centrales de todo el mundo están imprimiendo dinero para dotar al sistema financiero de liquidez.
Tercera, en 1929 había deflación y los precios y salarios bajaban continuamente. Eso hizo que las deudas familiares fueran inasumibles: si uno tiene una deuda de 100 y un salario de 300, uno puede pagar. Pero si el salario baja a 100 y la deuda sigue siendo la misma, uno acaba por no poder pagar. Eso agravó los problemas financieros de los bancos. En 2008 no sólo no hay deflación sino que hay inflación.
Cuarta, la renta per cápita de los Estados Unidos en 1929 era de unos 6.000 dólares (en precios actuales). Hoy está por encima de los 36.000 dólares. Una caída de la renta de un 25% cuando ganas 6.000 plantea problemas serios de hambrunas. La misma caída cuando ganas 36.000 es un problema, pero no genera desastres humanitarios.
Quinta, la reacción de los Estados Unidos ante la crisis del 1929 fue la de culpar a los extranjeros y promover las compras de productos americanos poniendo aranceles a las importaciones (la tristemente célebre Smooth-Hawley tariff). Naturalmente, la reacción de los extranjeros fue la de poner aranceles a los productos americanos, lo que desencadenó una guerra comercial que perjudicó a todos. En la actualidad, a pesar de que queda algún globófobo trasnochado (y peludo), no existen economistas documentados que propongan el proteccionismo como la salida a la crisis.
Y sexta, y más importante, existe un dato en el que casi nadie se fija pero que es clave: la tasa de retorno de las inversiones del sector no financiero. En el año 1929, esa tasa era de 0,5%. Es decir, en 1929, si uno invertía un dólar fuera del sector bancario, uno obtenía un retorno casi nulo. En 2008, el retorno de la inversión en sectores no financieros es del… ¡10%! Para que se hagan una idea, la tasa de retorno media de los últimos 50 años ha sido del 7%. Este dato es muy, pero que muy importante, porque si bien el crecimiento económico de un país no viene precedido de aumentos de la bolsa, sí viene precedido de… ¡elevadas tasas de retorno en el sector no financiero! Para entendernos: mientras Wall Street ha hecho sus locuras financieras, Sillicon Valley ha seguido innovando y eso, a la larga, es lo que determina el crecimiento de la economía. Eso quiere decir que, cuando los financieros recuperen la cordura, el capitalismo no sólo no desaparecerá sino que la economía Americana saldrá disparada hacia una nueva senda de crecimiento.
¡Ah! Casi me olvidaba. Les decía que había dos factores que hacían que la crisis del 1929 y la actual fueran parecidas. Una ya se la he comentado: las bolsas se desplomaron. La segunda: los gobiernos no se enteran de nada. Uno se queda de atónito cuando el gobierno aprueba un plan de 700.000 millones para comprar los activos tóxicos de los bancos y una semana después decide que el dinero se utilizará para comprar acciones. Y uno se queda todavía más petrificado cuando ve que la explicación que dan de este cambio es que … ¡la bolsa ha reaccionado negativamente! Que los periodistas confundan la bolsa con la economía tiene un pase. Pero que el gobierno utiliza la bolsa para decidir su política económica es una locura que demuestra que anda totalmente perdido. Tan perdido como el del 1929.
La Vanguardia, 17-10-2008
La crisis financiera global ha sembrado el pánico sobre el estado de la economía global. Muchos analistas comparan la situación con la gran depresión de 1929. Se nos recuerdan episodios de inversores lanzándose por las ventanas en Wall Street y colas de norteamericanos hambrientos mendigando por las calles de New York. Incluso mi colega de Columbia, Joe Stiglitz, ha dicho que la caída de Wall Street es al capitalismo lo que la caída del muro de Berlín fue al comunismo. Las palabras de Stiglitz son una gran contribución intelectual al debate, porque demuestran de una vez por todas que la obtención del premio Nobel no vacuna al galardonado contra la capacidad de decir tonterías.
A ver, seamos serios: ni esta crisis financiera representa el final del capitalismo ni estamos ante una nueva gran depresión. La situación actual se parece a la del 29 en dos aspectos esenciales. El primero es que las bolsas han caído. Si. ¿Y qué? Mucha gente ha perdido dinero y eso es triste. Pero e ahí a que se avecine una gran depresión media un abismo. Estadísticamente, los movimientos a corto plazo de las bolsas no reflejan el estado real de la economía, especialmente durante episodios como los actuales, en que los inversores de bolsa han entrado en un estado de histeria que les impide ver las cosas con claridad.
Dicho esto, existen seis grandes diferencias entre la crisis del 1929 y la actual. Primera, en 1929 los depósitos bancarios no estaban asegurados. Cuando empezó la crisis, todas las familias corrieron a buscar sus ahorros a sus bancos. Éstos, lógicamente, no tenían el dinero porque lo habían prestado (ese es, precisamente, su negocio), por lo que devolvieron lo que pudieron y cuando se quedaron sin recursos cerraron las puertas. Millones de americanos perdieron sus ahorros. Nada de eso va a ocurrir en 2008 porque los depósitos están asegurados, precisamente, gracias a la lección de 1929.
Segunda, en 1929 el sistema monetario se basaba en el patrón oro, que impedía que la Reserva Federal (FED) aumentara la liquidez del sistema si no aumentaban previamente sus reservas de ese metal. Como el oro en manos de la FED no aumentó, ésta no pudo imprimir el dinero que desaparecía por culpa de las quiebras bancarias. En 2008, los bancos centrales de todo el mundo están imprimiendo dinero para dotar al sistema financiero de liquidez.
Tercera, en 1929 había deflación y los precios y salarios bajaban continuamente. Eso hizo que las deudas familiares fueran inasumibles: si uno tiene una deuda de 100 y un salario de 300, uno puede pagar. Pero si el salario baja a 100 y la deuda sigue siendo la misma, uno acaba por no poder pagar. Eso agravó los problemas financieros de los bancos. En 2008 no sólo no hay deflación sino que hay inflación.
Cuarta, la renta per cápita de los Estados Unidos en 1929 era de unos 6.000 dólares (en precios actuales). Hoy está por encima de los 36.000 dólares. Una caída de la renta de un 25% cuando ganas 6.000 plantea problemas serios de hambrunas. La misma caída cuando ganas 36.000 es un problema, pero no genera desastres humanitarios.
Quinta, la reacción de los Estados Unidos ante la crisis del 1929 fue la de culpar a los extranjeros y promover las compras de productos americanos poniendo aranceles a las importaciones (la tristemente célebre Smooth-Hawley tariff). Naturalmente, la reacción de los extranjeros fue la de poner aranceles a los productos americanos, lo que desencadenó una guerra comercial que perjudicó a todos. En la actualidad, a pesar de que queda algún globófobo trasnochado (y peludo), no existen economistas documentados que propongan el proteccionismo como la salida a la crisis.
Y sexta, y más importante, existe un dato en el que casi nadie se fija pero que es clave: la tasa de retorno de las inversiones del sector no financiero. En el año 1929, esa tasa era de 0,5%. Es decir, en 1929, si uno invertía un dólar fuera del sector bancario, uno obtenía un retorno casi nulo. En 2008, el retorno de la inversión en sectores no financieros es del… ¡10%! Para que se hagan una idea, la tasa de retorno media de los últimos 50 años ha sido del 7%. Este dato es muy, pero que muy importante, porque si bien el crecimiento económico de un país no viene precedido de aumentos de la bolsa, sí viene precedido de… ¡elevadas tasas de retorno en el sector no financiero! Para entendernos: mientras Wall Street ha hecho sus locuras financieras, Sillicon Valley ha seguido innovando y eso, a la larga, es lo que determina el crecimiento de la economía. Eso quiere decir que, cuando los financieros recuperen la cordura, el capitalismo no sólo no desaparecerá sino que la economía Americana saldrá disparada hacia una nueva senda de crecimiento.
¡Ah! Casi me olvidaba. Les decía que había dos factores que hacían que la crisis del 1929 y la actual fueran parecidas. Una ya se la he comentado: las bolsas se desplomaron. La segunda: los gobiernos no se enteran de nada. Uno se queda de atónito cuando el gobierno aprueba un plan de 700.000 millones para comprar los activos tóxicos de los bancos y una semana después decide que el dinero se utilizará para comprar acciones. Y uno se queda todavía más petrificado cuando ve que la explicación que dan de este cambio es que … ¡la bolsa ha reaccionado negativamente! Que los periodistas confundan la bolsa con la economía tiene un pase. Pero que el gobierno utiliza la bolsa para decidir su política económica es una locura que demuestra que anda totalmente perdido. Tan perdido como el del 1929.
La Vanguardia, 17-10-2008
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Crisis
dilluns, 1 de desembre del 2008
Crisis Financiera (1): qué ha pasado
Aquí os dejo el primer artículo sobre la crisis de Xavier Sala i Martín, que publicó en La Vanguardia en octubre de este año. Un poquito de economía, y recordad el dicho, "el pueblo que no recuerda su historia está condenada a repetirla."
La tormenta perfecta sigue su curso inexorable y todos nos preguntamos cuál es la solución. Antes de hablar de remedios, es importante saber qué ha pasado porque, sin un diagnóstico correcto, no hay soluciones acertadas.
Todo empezó en 2001, cuando Alan Greenspan quiso evitar el colapso de la bolsa tras el fiasco de las punto.com reduciendo los tipos de interés desde 6,5% al 2,5% en menos de un año. Con esos tipos tan bajos, los bancos, que viven de prestar dinero a cambio de un interés, buscaron rentabilidad en familias con pocos ingresos y con una alta probabilidad de no poder devolver la hipoteca, familias llamadas “subprime”. Al tener un riesgo superior, esas familias pagaban un interés más alto, aunque los bancos pensaron que el peligro quedaba mitigado por el hecho de que el precio de sus viviendas estaba subiendo: si algún día tienen problemas, pensaron, las familias podrán vender la casa a un precio superior al de la hipoteca, cosa que les permitirá devolver el dinero.
Pero los márgenes que podían cobrar eran tan pequeños que, para obtener rentabilidad, tenían que multiplicar el volumen. El problema es que el número de hipotecas que podían dar estaba limitado por la regulación de Basilea que impide que los créditos concedidos por un banco sobrepasen una determinada proporción de su capital. Curiosamente, lo que sí permite esa regulación es que los bancos creen unos fondos de inversión paralelos (llamados “conduits”) que compren sus créditos. Y así lo hicieron: los “conduits” pedían prestado, compraban las hipotecas a los bancos y éstos recuperaban el dinero. Al haber desaparecido el crédito de sus balances (y al permitir la regulación de Basilea que la contabilidad del banco y la “conduit” se hiciera separadamente), los bancos podían volver a prestar el mismo dinero una y otra vez, ampliando de esta manera el negocio.
Los “conduits”, a su vez, cogían las hipotecas, las reempaquetaban (en lenguaje sofisticado, “titularizaban”) de maneras tan complejas que conseguían ratings de AAA que indicaban un riesgo mínimo y las vendían a bancos de inversión. Para facilitar la operación, incluso obtenían seguros con nombres pomposos como “credit default swaps”. Los bancos de inversión, a su vez, utilizaban esos activos como garantía para pedir créditos adicionales y apalancar más operaciones financieras, creando así una enorme bola de nieve de activos que, por muy sofisticados que fueran, tenían como garantía última las hipotecas de las familias subprime.
Y todo iba eso muy bien mientras el precio de la vivienda subía. Pero llegó un día en que dejó de subir. Las familias que habían pedido prestados 100.000 dólares vieron que su casa sólo valía 60.000 y tuvieron que tomar una decisión: devolver una casa de 60.000 o devolver una hipoteca de 100.000. No hay que ser muy listo para ver que, si la regulación permite escoger, muchos devolverán la casa y no pagarán la hipoteca. Y resulta que la regulación permitía escoger y, por lo tanto, decidieron no pagar: la morosidad se disparó y todos los activos garantizados por esas hipotecas empezaron a perder su valor y a ser catalogados de ‘tóxicos’. El problema es que habían sido re-titularizados tantas veces que nadie sabía ni cuántos activos tóxicos había ni quién los tenía. Eso creó una desconfianza entre bancos que hizo que dejaran de prestarse dinero unos a otros. Los tipos de interés interbancarios (como el Euríbor) se dispararon y, con ellos, los pagos mensuales de millones de familias que dejaron de poder pagar sus hipotecas. La morosidad aumentó, no ya entre las familias subprimes sino entre todas las familias del mundo. Las aseguradoras tuvieron que desembolsar lo asegurado… pero no tenían dinero suficiente por lo que fueron las primeras en quebrar. Sus nombres: Bear Sterns, Freddie Mac, Fannie Mae y AIG. ¿Les suenan?
Y aquí volvió a aparecer la regulación de Basilea: los bancos de inversión como Merril Lynch o Lehman Brothers habían utilizado esos bonos que ahora eran tóxicos como garantía financiera y la regulación decía que, cuando el valor de esas garantías bajara, los bancos estaban obligados a deshacerse de otros activos y utilizar el dinero para reponer la garantía perdida. El problema es que eso pasaba justo en el momento en el que nadie quería comprar esos activos a precios razonables. Pero como estaban obligados a vender, vendieron. Eso sí… ¡a precio de saldo! Eso aumentó sus pérdidas, cosa que redujo la cotización de sus activos, cosa que les obligó a vender más, cosa que les aumentó sus pérdidas,… y así sucesivamente en una espiral negativa de pérdidas y caídas de cotización que les llevó a la quiebra. El pánico financiero estaba servido.
Lo que nos lleva al momento actual: la desconfianza, el pánico y la descapitalización de los bancos están haciendo que, no sólo dejen de prestar a otros bancos sino que dejen de prestar a empresas no financieras de todo el mundo. Inversiones en el sector hospitalario en Alemania o el de la alimentación en Colombia no se llevan a cabo por falta de financiación. La actividad económica cae, los puestos de trabajo desaparecen y lo que empezó como un problema hipotecario en Estados Unidos se está contagiando a la economía real del mundo entero. La ciudadanía pide a sus gobiernos que actúen. Las erráticas políticas públicas que proponen, sin embargo, demuestran que no saben qué hacen, lo cual genera más desconfianza y agrava la situación. De eso hablaremos en un próximo artículo. De momento, esto es lo que ha pasado.
La Vanguardia, X-10-2008
La tormenta perfecta sigue su curso inexorable y todos nos preguntamos cuál es la solución. Antes de hablar de remedios, es importante saber qué ha pasado porque, sin un diagnóstico correcto, no hay soluciones acertadas.
Todo empezó en 2001, cuando Alan Greenspan quiso evitar el colapso de la bolsa tras el fiasco de las punto.com reduciendo los tipos de interés desde 6,5% al 2,5% en menos de un año. Con esos tipos tan bajos, los bancos, que viven de prestar dinero a cambio de un interés, buscaron rentabilidad en familias con pocos ingresos y con una alta probabilidad de no poder devolver la hipoteca, familias llamadas “subprime”. Al tener un riesgo superior, esas familias pagaban un interés más alto, aunque los bancos pensaron que el peligro quedaba mitigado por el hecho de que el precio de sus viviendas estaba subiendo: si algún día tienen problemas, pensaron, las familias podrán vender la casa a un precio superior al de la hipoteca, cosa que les permitirá devolver el dinero.
Pero los márgenes que podían cobrar eran tan pequeños que, para obtener rentabilidad, tenían que multiplicar el volumen. El problema es que el número de hipotecas que podían dar estaba limitado por la regulación de Basilea que impide que los créditos concedidos por un banco sobrepasen una determinada proporción de su capital. Curiosamente, lo que sí permite esa regulación es que los bancos creen unos fondos de inversión paralelos (llamados “conduits”) que compren sus créditos. Y así lo hicieron: los “conduits” pedían prestado, compraban las hipotecas a los bancos y éstos recuperaban el dinero. Al haber desaparecido el crédito de sus balances (y al permitir la regulación de Basilea que la contabilidad del banco y la “conduit” se hiciera separadamente), los bancos podían volver a prestar el mismo dinero una y otra vez, ampliando de esta manera el negocio.
Los “conduits”, a su vez, cogían las hipotecas, las reempaquetaban (en lenguaje sofisticado, “titularizaban”) de maneras tan complejas que conseguían ratings de AAA que indicaban un riesgo mínimo y las vendían a bancos de inversión. Para facilitar la operación, incluso obtenían seguros con nombres pomposos como “credit default swaps”. Los bancos de inversión, a su vez, utilizaban esos activos como garantía para pedir créditos adicionales y apalancar más operaciones financieras, creando así una enorme bola de nieve de activos que, por muy sofisticados que fueran, tenían como garantía última las hipotecas de las familias subprime.
Y todo iba eso muy bien mientras el precio de la vivienda subía. Pero llegó un día en que dejó de subir. Las familias que habían pedido prestados 100.000 dólares vieron que su casa sólo valía 60.000 y tuvieron que tomar una decisión: devolver una casa de 60.000 o devolver una hipoteca de 100.000. No hay que ser muy listo para ver que, si la regulación permite escoger, muchos devolverán la casa y no pagarán la hipoteca. Y resulta que la regulación permitía escoger y, por lo tanto, decidieron no pagar: la morosidad se disparó y todos los activos garantizados por esas hipotecas empezaron a perder su valor y a ser catalogados de ‘tóxicos’. El problema es que habían sido re-titularizados tantas veces que nadie sabía ni cuántos activos tóxicos había ni quién los tenía. Eso creó una desconfianza entre bancos que hizo que dejaran de prestarse dinero unos a otros. Los tipos de interés interbancarios (como el Euríbor) se dispararon y, con ellos, los pagos mensuales de millones de familias que dejaron de poder pagar sus hipotecas. La morosidad aumentó, no ya entre las familias subprimes sino entre todas las familias del mundo. Las aseguradoras tuvieron que desembolsar lo asegurado… pero no tenían dinero suficiente por lo que fueron las primeras en quebrar. Sus nombres: Bear Sterns, Freddie Mac, Fannie Mae y AIG. ¿Les suenan?
Y aquí volvió a aparecer la regulación de Basilea: los bancos de inversión como Merril Lynch o Lehman Brothers habían utilizado esos bonos que ahora eran tóxicos como garantía financiera y la regulación decía que, cuando el valor de esas garantías bajara, los bancos estaban obligados a deshacerse de otros activos y utilizar el dinero para reponer la garantía perdida. El problema es que eso pasaba justo en el momento en el que nadie quería comprar esos activos a precios razonables. Pero como estaban obligados a vender, vendieron. Eso sí… ¡a precio de saldo! Eso aumentó sus pérdidas, cosa que redujo la cotización de sus activos, cosa que les obligó a vender más, cosa que les aumentó sus pérdidas,… y así sucesivamente en una espiral negativa de pérdidas y caídas de cotización que les llevó a la quiebra. El pánico financiero estaba servido.
Lo que nos lleva al momento actual: la desconfianza, el pánico y la descapitalización de los bancos están haciendo que, no sólo dejen de prestar a otros bancos sino que dejen de prestar a empresas no financieras de todo el mundo. Inversiones en el sector hospitalario en Alemania o el de la alimentación en Colombia no se llevan a cabo por falta de financiación. La actividad económica cae, los puestos de trabajo desaparecen y lo que empezó como un problema hipotecario en Estados Unidos se está contagiando a la economía real del mundo entero. La ciudadanía pide a sus gobiernos que actúen. Las erráticas políticas públicas que proponen, sin embargo, demuestran que no saben qué hacen, lo cual genera más desconfianza y agrava la situación. De eso hablaremos en un próximo artículo. De momento, esto es lo que ha pasado.
La Vanguardia, X-10-2008
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